viernes, 6 de mayo de 2016

La madre de una feminista: entre la aprobación y la lucha.

Toda feminista ha tenido que atravesar la dificil situación de obtener -o querer obtener- la aprobación de una madre, respecto a esa postura política y el compromiso de lucha, que significa asumirse feminista. Cuando esa madre es una mujer conservadora, cristiana y férreamente arraigada a su educación familiar tradicional, se genera un caos. El 10 de mayo celebramos la maternidad de esa persona que te dio la vida, educación formal, algún mimo, pero también te legó los roles de género y los mitos hacia la sexualidad. Y porque no decirlo, te legó su machismo de generaciones pasadas.

Hay una tensión al pensar en mamá. Ella no desea que su niña se convierta en la "libertina, loca e indecente" que dice la gente y la familia. Mamá teme por nuestra imagen, pero la feminista ya se despojó, mediante un proceso de autoreflexión, de esa imagen de sí misma como mujer hogareña o sumisa. Y además, continua en la lucha por construir la sororidad con respecto a sus iguales, no más las enemigas. La feminista se dio cuenta ya, que no es ni será como la hija de las amigas de mamá, y que debe tratar de informarse y desmitificar su propia feminidad.

Mamá acecha a la hija, porque le ha dicho que debe estudiar mucho, accionar y no casarse de blanco. Mamá ha sufrido y ha llorado. Esa noche lloró y simuló no entender. Ni que decir, del día que le dijo que no iría a su iglesia, porque no va más con ella, o si va, será por acompañarla y estar con ella. No, no ha dejado de quererla. Solo ha escogido ser una mujer liberada y consciente. No hará las cosas como mamá hubiese querido.

El día de las madres, debería ser motivo para ver en mamá una compañera, si bien no política, es esa persona que, tal vez algún día entenderá por qué se asume esta lucha, y por qué su hija la pone triste. Hay amor, pero las ideas y las oportunidades han sido distintas.  Jamás rechazar a mamá por no decirte que te quiere por escoger vivir así, entenderla, una madre quiere una hija feliz, pero los conceptos de felicidad son distintos.

Tal vez mamá algún día entienda y apruebe la lucha, quizá no. Pero no dejará de ser mamá y no querrá una hija lejana. Quizá seremos pródigas de ella, pero asumir la lucha feminista, es por mamás que apoyen a otras hijas, mamás que ya no sean explotadas por trabajos mal pagados, ni maridos abusadores. Y quizá si un día, alguna de nosotras es madre, pensemos en mamá y entendamos, la mística de la maternidad y no acumulemos rencor, nuestrxs hijxs deben seguir nuestro cambio y con suerte, gozar los privilegios de nuestra lucha y alcanzar muchos más.



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