lunes, 24 de octubre de 2016

Alfonsina Storni: intuición, quimera y poesía.

La poesía es una conexión asombrosa entre el mundo y la intuición (mi visión particular es ver a la poesía un camino etérico, de infinitas respuestas) por ello encuentro ineludibles relaciones entre lo místico y lo poético. La teoría literaria, siempre nos ofrecerá propuestas sobre la interpretación textual y no son pocas las propuestas para entender cómo el hecho poético es internalizado por quien lee. La intuición, no juega acá solo como un vocablo abstracto, es también para Dámaso Alonso, su tesis principal para argumentar que la interpretación poética atraviesa dos etapas: la del autor y la del lector. En ambas existe lo lúdico, la expectativa, las conjeturas necesarias para lograr la delectación, el goce estético, la satisfacción, la internalización de un texto. Hacer nuestro lo leído, bajo nuestras propias reglas, nuestros propios mundos.

La intuición es entonces, necesaria para enfrentarnos a la poesía. Mi poeta preferida por muchísimas razones, que no es necesario detallarlas acá, es y será la argentina Alfonsina Storni. Cada relectura es una revisión a lo dicho, a lo imposible. Una invitación a la Magia, por eso cada que la leo, digo que debo asumir la Magia interna que lleva el ser: Magia entendida como la capacidad de reinvención, de indagar respuestas a veces obvias, a veces ocultas, todo eso que no nos revela a veces, el entendimiento sobrio y mustio. Hace falta quizá, asumir la Magia poética. Porque sino ¿qué sería de la literatura sin su ficción? ¿sin sus mundos no concretos? ¿sin su lenguaje propio? lejano a la referencialidad definida; serían simples enunciados declarativos, sin la mínima brizna de relevación, porque la poesía es también, anunciación.


Aquí comparto algunos de los poemas-hechizos de Storni, que me recuerdan todo eso. Porque claramente, Storni fue una hechicera: entendió que la poesía requiere seso, pero también arteria. Si no, repito, estaríamos ante cualquier clase de líneas juntas formando un párrafo, pero no, poesía. Como último anexo: la poesía de Alfonsina es considerada feminista, no solo por situar temas de mujeres como el amor o la maternidad, también fue una transgresora de su tiempo, al decidir criar sola a su hijo, tener independencia económica y destacar en el campo literario, campo bastante masculinizado, incluso hasta nuestros días. No es para menos se le reconozca como icono del movimiento, no solo en la literatura, sino como ejemplo de mujer que ve y va más allá.

Me gusta  pensar a Alfonsina como una mujer sublime y misteriosa, claro que fue trágica, pero todo ello desembocaba en su fabuloso talento literario. Es por ello que reúne, intuición y quimera en sus versos. Los dejo con algunos con mis preferidos.


Media noche. (extracto)
Es Media noche; andamos a plena luna blanca
Muy cercanos al río que muere en la barranca
Cuyas matas semejan, bajo el viento que barre,
Acurrucadas brujas en nefasto aquelarre.

Tempestad.
Noche que escuchas; tú que me amparas
Nunca me niegues tus luces claras,
Quiero arrancarles dulce piedad
Préstame copos de blanca luna
Porque a sus rayos me vuelvo una
Guzla que pulsa la soledad.

Dios que no existes: ¿Qué mundos tengo
Dentro del alma que ha tiempo vengo
Pidiendo medios para volar?
Porque hay momentos en que presiento
Que soy la forma del pensamiento
Que dijo a todos; nacer, crear.

Un día.
Andas por esos mundos como yo; no me digas
Que no existes, existes, nos hemos de encontrar
No nos conoceremos, disfrazados, viejos y torpes,
Por los caminos echaremos a andar.

No nos conoceremos, distantes, uno de otro.
Sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos el camino volviendo a desandar.

Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
Quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto… ¿Cuándo ocurra, si ocurre,
Sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?

Canción de la mujer astuta.
Cada rítmica luna que pasa soy llamada
Por los números graves de dios, a dar mi vida
En otra vida: mezcla de tinta azul teñida;
La misma extraña mezcla con que ha sido amasada.

Y a través de mi carne, miserable y cansada,
Filtra un cálido viento de tierra prometida,
Y bebe, dulce aroma, mi nariz dilatada
A la selva exultante y a la rama nutrida.

Un engañoso canto de sirena me cantas,
Naturaleza astuta me atraes y me encantas
Para cargarme luego de alguna humana fruta.

Engaño por engaño: mi belleza se esquiva
Al llamado solemne, y de esta fiebre viva
Algún amor estéril y de paso, disfruta.


¡Feliz Sanhmain, servidoras de la diosa luna! Hasta el próximo encuentro aquí, en la virtualidad.

lunes, 3 de octubre de 2016

Lenore Kandel, una chica beat olvidada y censurada.

La generación beat es conocida principalmente por dos elementos sustanciales dentro del mundo literario norteamericano y universal: su afición musical por el jazz (estableciendo por tanto, una estilística poética-musical, a la manera del jazz: agitada, ascendente y estremecedora) y por supuesto la figura concéntrica de Jack Kerouac. En cuanto a la temática recurrente, este movimiento se enlaza con la espiritualidad particularmente de culturas orientales, el sexo, las drogas, el agobio de la metrópoli y los avances tecnológicos de la época. Parecen temáticas justificadas, pero al revalorizar la posición de la mujer en los años 50, inclusive en Norte América, recordaremos que aún existe el recelo hacia las bocas femeninas hablando con toda comodidad de estos temas. La mujer en la sociedad era (y sigue siendo) determinada por su fertilidad, la maternidad y una educación negada que le permita formarse y mejorar su estatus social. 

La revuelca poética de las chicas beat consiste en agregar virtuosamente a este movimiento contracultural, la perspectiva de la mujer que desde el infortunio económico escribe, la mayoría de veces, para pagar la renta. Lenore Kandel es un caso particular. Una mujer sumamente inteligente y dedicada a sus estudios espirituales, apasionada y erótica. Es destacable la fortaleza de los sus textos, pero son de difícil acceso debido la poca traducción. Carencia que me arrastra a pensar que en parte, se le conoce poco, como al resto de sus colegas del movimiento, porque la crítica no se ha interesado en estudiarlas simplemente por ser mujeres, fenómeno común en todo movimiento literario donde el faro principal es un hombre.


Con la publicación de la antología “beat attitude” en 2015 por la española Annalisa Marí Pegrum, se coloca al movimiento en la lupa literaria. Se presta atención a las diez poetas beat que el androcentrismo literario había relegado. Lenore fue conocida por ser irreverente y abierta a la poesía erótica. Su libro “The love book” un panfleto con poemas gráficos, fue censurado por considerarse perturbador a la sanidad mental de la población. Sin embargo fue un éxito en ventas. Su texto “God/ Love poem” describe con un equilibrio sutil el encuentro físico-emocional entre un hombre y una mujer, dejando entrever a una chica nada tímida, capaz del goce sexual y conectando emocionalmente con el amante, haciendo de su experiencia sexual un acto de rebeldía femenina, donde el sexo es parte de la cotidianeidad de la mujer y este no sirve solo para producir vástagos. Digo rebeldía porque pasarán alrededor de veinticinco años para que se apruebe el uso de anticonceptivos y el aborto en Estados Unidos. Hablamos de un contexto moralista y conservador en el que Lenore no encajaba. Tampoco lo buscaba.

Dentro de su estilística personal, podemos incluir otros elementos irreverentes como la blasfemia sexo-lírica, la crudeza, los espacios urbanos y su podredumbre; en su lado social demuestra una clara negación a la guerra y la violencia (recordemos que el periodo se ve relacionado con la guerra de Vietnam, el posterior movimiento hippie y la liberación sexual) sin perder de vista el temario usual de la generación beat como la exaltación del jazz, los objetos tecnificados y las drogas. En su poema “Blues para la hermana Sally” describe la juventud que usa alucinógenos, la complicidad en habitaciones cualquieras, alejándose de una ciudad-momento a través del delirio por la inhalación o la inyección entre amigos. La fuerte tendencia de distorsionar los sentidos para la creación estética o el mero entretenimiento, vertiente “creativa” aún polémica y debatida en los estudios del arte.



¿Qué hace apetecible y particular el trabajo poético de Lenore Kandel? Uno es el posicionamiento del sexo desde la necesidad y elección femenina (la mujer se concibe como un ser libre, naturalmente libidinoso y en el pleno derecho de serlo) en cambio, en los poemas de sus colegas hombres sobresalen de inmediato el ímpetu varonil y el poder. Vemos como la música y la poesía beat masculina tienen en común un acto sexual dirigido por el hombre, quien se percibe seguro y dominante “Yo tengo el blues de San Francisco/ Tan blues como las puertas de la gloria masculina” (coro treinta y seis del libro “San Francisco Blues” de Jack Kerouac) la mujer es presentada como una musa hambrienta, secundaria, la que para facilitar la creación del poeta solo debe desnudarse e intimar sin chistar. “La música de su brassier, vibra/ sonidos ardientes dentro de su trasero aterciopelado/ Los hips silenciosos estafan tontos/ Revoluciones de éxtasis goteante” (poema “chica jazz” Bob Kauffman, miembro del generación).

Otro factor que atrae de Kandel, fue su participación en el Human Be-in Festival, figurando como la única chica beat en asistir con el movimiento, pero que se sabe no fue anunciada como una de las poetas participantes para dicho evento. A pesar de ello, la difícil obtención de sus textos inclusive en internet, presupone un olvido curioso hacia su figura. Tras un accidente automovilístico su vida se torna sedentaria y limitada, otro punto para olvidarla intencionalmente.

¿Es que las mujeres que caminamos la vereda poética, estamos condenadas a ser las chicas desconocidas en la fotografía grupal de un generación hambrienta de oportunidades como ha ocurrido siempre? Este fenómeno no es exclusivo de las grandes escuelas extranjeras, en El Salvador para el caso, las chicas olvidadas de la generación comprometida son la prueba.

La literatura no deja de ser un espacio para la liberación femenina, como un proceso multidimensional, sugiere tomar conciencia de las precariedades y libertades coartadas así como el descubrimiento de más huecos en la balanza social. No es la falta de talento o fuerza poética en los versos, ni la falta de atención a las coyunturas, la mayoría de los casos se sigue antologando por y para hombres y si viene de mano de una mujer, es una falta de identificación con el género. Siempre ha existido un verso femenino en las propuestas literarias, lo que pasa es que casi nadie se atreve a reconocerlo.

La masculinización de la literatura y la historia, que sí ha sido escrita por hombres pero no solo hecha por ellos, pone en relieve la invisibilización de mujeres que como Kandel han sido transgresoras de su tiempo, pero a pesar de su claro talento, no son tomadas en cuenta o siquiera tratadas como verdaderas exponentes literarias. Para ello, pongo de ejemplo la antología poética que utilicé para este ensayo, la única chica beat enlistada para mi suerte, es Lenore Kandel, el resto de sus compañeras son tremendamente desconocidas a excepción de Joyce Johnson por ser la eterna novia de Kerouac, criterio absurdo tomando en cuenta que no se le juzga por su obra poética, si no que penosamente se le recuerda como “la novia” y no como “la colega o camarada poética”, que no es otra cosa que la injusta opacidad que se hace a las escritoras cuando se vive bajo la sombra del poeta-pareja y surgen comparaciones entre ellos, y claro ser la novia de la figura central del movimiento lo hace más complicado.


Esfuerzos como el de la española Annalisa Marí Pegrum, autora de la antología femenina “beat attitude” es un aporte no solo para las mismas mujeres beat olvidadas e incluso desconocidas en su país, sino para la literatura femenina universal, que a fuerza de sistemas patriarcales y ataduras religiosas han silenciado voces femeninas que desde su retina siempreviva han opinado como lucíferas (portadoras de luz) para cada generación. Cada poeta que escribe con la intencionalidad de llegar a otra mujer y decirle “me ocurrió a mí también, yo también sufrí ¿y sabés? viví” es simplemente una auténtica hermandad, sin ningún tipo de frontera. Nunca se sabe a quién le servirán tus propias batallas.

La literatura es un espacio ampliamente masculinizado porque los hombres han tenido ese privilegio, de figurar como exponente y triunfar, lucíferas siempre hubo pero la estufa fue obligada, el manicomio, el marido o la misma familia diciéndoles que eso era indecente. Bajo la luz de los estudios de género, es posible darles una mirada más generosa a los textos de muchas mujeres que siempre han extendido sus alas sin pedir permiso, almas enérgicas fuera de su tiempo. Con ello no digo que los hombres no deben leerlas, es lo contrario: con mayor razón deben leerlas. Tampoco es una literatura exclusiva para y entre mujeres, se trata de quitarle el antifaz androcéntrico a la literatura y disfrutarla como una madre que tiene la semilla del verso.


Lenore Kandel es solo una de esas lucíferas, que aunque su tiempo fue inclemente con ella y sus colegas ¡y al final con cada mujer que rodeó el medio sin lograr siquiera ser nombrada! Logró escribir su nombre en la memoria, si bien no como sus colegas varones, hizo versos tan inmortales para otras mujeres, que aseguro que el tiempo no les restará su preciosa honestidad y poder, dos características que toda poeta actual debería tomar en cuenta.