martes, 6 de junio de 2017

Las ángeles de Charlie son hijas del patriarcado


Las que fueron las heroínas de muchas de nosotras no pasan el test de Bechdel y me doy cuenta ahora.

Recuerdo que era una puberta cuando vi a las ángeles de Charlie. No tenía conciencia del poder de mi cuerpo, apenas entendía la menstruación y a partir de ahí, la presión de volverse apetecible para los hombres cobraba un eco angustioso y duro. No fue difícil que me sedujeran un elenco de mujeres visualmente guapas. Y cómo no. El concepto de espía sexy es uno de los más explotados y bien usados por el patriarcado de Hollywood. En pleno auge de las películas de acción de los dos mil, un remake de la serie setentera no vino nada mal.

Las ángeles encarnan como la mayoría de películas gringas, el erotismo norteamericano de la rubia sexi, aunque Lucy Liu tenga rasgos asiáticos, en ese caso, parece que la intención era darle un toque cosmopolita al elenco, lo que no afecta el objetivo implícito del rodaje: El mandato de erotizarte, volverte una chica sexy a toda cosa, con el fin único de gustarle a los hombres, porque el discurso es hetero. Nos guste o no. Y lo vemos en cada escena donde las ángeles tienen que usar su capacidad de seducción, sin importar si se cosifica, el objetivo es cumplir una misión.

Pero ¿Por qué no pasa el test de Bechdel? Primero, no es un filme que de verdad aborde el empoderamiento femenino. Es lo que nos venden, poniendo chicas preciosas usando armas, trajes ajustadísimos, a veces disfraces eróticos, porque el plan es el de siempre, embobar a los hombres para salir a flote de los peligros. Eso es lo que más se enfatiza, porque si lo recuerdan, poco importa que sean brillantes, carismáticas y valientes, cuando dicen algo listo es tomado como un mínimo instante de suerte o cuando se enfrentan a una jauría de matones, deben lucir sexys pateándoles los huevos. Todo esto pensado para complacer al público masculino.

Segundo, a pesar de que la película es protagonizada por mujeres y que estas interactúan entre sí, sus conversaciones giran siempre sobre lo mismo: salvarle las pelotas a Charlie o los novios de las ángeles, que incluso la personaje interpretada por Drew Barrymore, que resulta la más rebelde del grupo, vive con la sombra de su pasado, un ex de mierda que en la película 2 la persigue por meterlo a la cárcel. Como si fuera un mensaje oscuro de que los hombres se vengarán de nosotras tarde o temprano y vivás con ese miedo. Entonces, la evolución que podría suponer cada personaje se queda corta, mínima. Las ángeles vuelven con sus novios, o se casan, pero siguen cuidando a Charlie. Reproduciendo ahí, mitos del amor romántico: un hombre es la solución, el cuidado de los otros por encima de nosotras, el miedo a renunciar a un estilo de vida muy comprometido si eso pone en riesgo la vida marital, límites al fin. Es claro que la película no habla de liberación femenina. Otro producto cultural donde erotizarte significa “existir”.

¿Y qué ondas con el tipo raro que arranca pelo y se lo restriega en la cara? El matón que las chicas llaman “sombrío” es el misógino común, el que no conoce ningún tipo de escrúpulo a la hora de matar mujeres. Además de ser un mal cliché del tipo raro que te puede matar si no andás lista. Otro personaje que vive en nuestro inconsciente: el depredador. Pues a lo largo de la película, son incontables los enemigos que persiguen a las ángeles, y no es un mensaje de alerta, la intención es alimentarnos el miedo porque no expone la muerte en sí misma, sino la facilidad con que una mujer puede morir bajo el capricho de un hombre: vean lo ridículo de esas escenas donde una turba de hombres se relamen de gusto ante la que piensan será una paliza a una mujer.

Las ángeles de Charlie son otro concepto patriarcal donde el placer focalizado es el masculino. Similar a lo que vemos en las personajes de cómics que reúnen erotismo y poderes acordes a su clase. Malas o buenas siempre deben verse apetecibles. De todo esto me doy cuenta ahora que puedo juzgar los productos culturales que he consumido y que difícilmente saldrán de la cultura pop en la que crecimos, agringándonos y viendo heroínas donde no las hay. Y al decir esto, también expongo que mis heroínas de caricaturas no son exactamente empoderadas porque han sido diseñadas para mover hormonas machistas, siempre listas para salvar al mundo en minifalda. ¿Casualidad?



Remate: ¿Puedo seguir disfrutando cine que no cumpla el test de bechdel? ¿Qué tan rigurosa hay que ser? Digo que la rigurosidad o los límites se los ponga cada quien. Ni la pureza ultra ideológica es sana ni el acomodamiento acrítico tampoco. Cuando me topé el fin de semana con la película 1 de las ángeles de Charlie, la vi y fue inevitable sentarme a escribir esto. Ya no soy una puberta que se busca en ídolos de ficción. Las mujeres que están cambiando al mundo están en la vida real, investigando, releyendo, reivindicando, denunciando. Personalmente, este tipo de cine ya no puede producirme asombro o admiración, sólo pequeños espacios de relectura del discurso machista y patriacal que ahora son urgentes porque dejar atrás el adoctrinamiento con el que fuimos tejidas no es fácil. Y sí, tuve que reconocer que las ángeles de Charlie son hijas del patriarcado.


PD: Drew Barrymore, amo tu trabajo actoral. Además fuiste chera de Courtney Love en la mera época grunge. Me caés bien a pesar de tus películas.