miércoles, 20 de diciembre de 2017

Eva Perón: Usos políticos y machistas de su cuerpo



Eva Perón es conocida por su peculiar paso en la historia política argentina, que le valió también un puesto en la historia de la mujer en Latinoamérica. Sobre ella se ha escrito y especulado bastante, desde su origen humilde: la muchacha de provincia que llega a la ciudad a convertirse en actriz y da el salto a la política, hasta a un final inusitado, que merece evaluarse a contraluz: los usos políticos y machistas de su cuerpo. Eva tendrá en vida y en muerte, tantos detractores como fieles.

De Eva Duarte a Eva Perón a Evita

Como lo que nos interesa saber es la participación de Eva en la Política argentina, procedamos a su encuentro con Perón. De tal noche se especulan tantas cosas, más de farándula y cotorreo que con intenciones históricas. La versión más aceptada es la que se ubica el 19 de enero de 1944, donde Perón, en ese momento, al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión, convocó a la población artística del país para ayudar a los damnificados del terremoto de hace 4 días (15 de enero de 1944) además anunció un festival artístico para tales fines. Eva asistió a dicho evento y en algún punto de la noche se encontró con Perón, quien por esos entonces ya figuraba como candidato a la presidencia. El relato cuenta que hablaron de tal manera que Eva ofreció apoyarles desde la radio, en donde ya tenía acciones políticas en pro de la comunidad artística. Era presidenta de la Asociación radial de Argentina. Lo que por supuesto sorprendió a Perón y cuentan que se fueron juntos en coche. Eva, con un candor ingenuo expresó que esa noche señalaba el inicio de su verdadera vida.

A partir de entonces Eva no se separa de Juan Domingo Perón, de quien cree que aprenderá todo, ignorando ella, que tenía la esencia de una líder nata. Apenas sí se asomaba la tenacidad que más tarde la inmortalizaría. Ese mismo año a Perón se le encarcela, por parte de quienes no estaban contentos con su candidatura. Esto solo aceleró la boda al año siguiente, en octubre de 1945. Se embarca Eva a ayudar a su ahora esposo, en la campaña presidencial y era su fama de actriz, su identificación con las clases menos favorecidas, que conocía bien porque ella misma había vivido la pobreza, y su carisma, lo que hacía a la gente simpatizar por tan peculiar pareja. Ahí la gente la comenzó a llamar Evita, apodo cariñoso y aniñado porque la vieron siempre mitad infanta mitad ambiciosa. Quizá la vieron como digna esposa de Perón y él lo sabía, de hecho, se podría creer que fue una de las estrategias de Perón para alcanzar la silla presidencial. Una esposa tan conocida y querida por las masas, ella sería capaz ponerlas de su parte. Un primer uso político de su cuerpo: Ella haría el trabajo de campo, visitaría barrios pobres, hablaría con los obreros, sería la principal abanderada del peronismo, pondría como su principal actividad la dignificación de la multitud encarecida y olvidada a los que llamó “sus descamisados”.



Machismo y amor romántico

Eva decía que su vida y su obra eran gracias al coronel, a su amado Perón. Su amor era tan grande y desmedido, propio del amor romántico que le dificultó reconocer que en verdad era su proyecto, y esa entrega a lo que creía justo nacía desde una vida ya dejada atrás pero nunca olvidada porque ella vivió el odio de clase y de género toda su vida: La discriminación hacia Eva venía de varias partes: por su pertenencia étnica ―lo que despectivamente se conoce como «cabecita negra»― por parte de su madre, de clase baja, hija no reconocida, y su oficio de actriz que desde la óptica machista era un oficio de mujer pública. Todos esos fueron puntos detonantes para ser criticada por la sociedad argentina de la época que no veía bien que una mujer con tales características formara parte de la historia política y desde sus encendidos discursos acusara a la oligarquía y clases acomodadas a negar a los desfavorecidos lo que por derecho merecían.

Y motivos tenían para ver con resabio a Eva: su acción sindical, su participación en la campaña electoral de Perón, la fundación y presidencia del Partido Peronista Femenino y la propuesta como candidata a la Vicepresidencia, una participación activa que no les estaba permitida a las mujeres peor a las primeras damas. Aun así, Eva creía en su regocijado amor, que solo sería recordada como la mujer del presidente y que por ello solo merecía pequeñas notas al margen de la figura de Perón, cuando a sus 33 años instituía su propio legado.

- El paternalismo

 La falta de una figura paterna en el caso de Eva, pudo ser uno de los factores por los que ella le dedicó un amor febril y romántico a Perón. No podríamos decir lo mismo de él, quien siempre la visualizó como una alumna, una atenta seguidora, un instrumento del peronismo que con su enseñanza logró lo que -según él- habían soñado juntos.

Muestras del paternalismo y machismo de Perón se hallan en entrevistas donde habla sobre ella, tomemos de ejemplo la siguiente cita: “Eva fue un producto mío, yo la preparé para hacer lo que hizo (…) la acción de Eva fue ante todo social: esa es la misión de la mujer. En lo político se redujo a organizar la rama femenina del partido peronista. Dentro del movimiento, yo tuve la conducción en conjunto”[1]

En palabras de Silvia Miguens: “Evita lo adoraba compulsivamente; sin embargo tenía su propio estilo, mezcla de esposa, secretaria, amante, matriarcal y patriarcal al mismo tiempo”[2]

Hay que decirlo: Eva no era feminista. Contradictoriamente, al ser una mujer de tenacidad y visión, tenía impregnados los conceptos machistas y tradicionales de la mujer que vela y cuida de su hogar, un prototipo de madre abnegada que veía en los pobres a sus hijos espirituales. Consideraba una forma de egoísmo que la mujer pensara para sí misma, porque su deber era vivir exclusivamente para su hombre. Y ella lo siguió al pie de la letra con Perón. Imagínense si Eva hubiese militado con el feminismo y no con el peronismo. Hubiese sido aliada de la escritora Victoria Ocampo, pero el peronismo no hubiese sido tal sin Eva y viceversa. Se nutrieron ideológica y mutuamente. 

Eva y los derechos de la mujer

Perón asume la presidencia el 4 de junio de 1946 y Eva comienza su trabajo social y lucha por los derechos políticos de las mujeres. El 23 de septiembre de 1947 presenta al congreso la Ley 13.010, que concedía a la mujer el derecho al voto y a su participación política. Acción que Eva, presa de su amor, adjudicaba en mérito a Perón. Tal acción no fue del todo agradable para sectores feminista del país que tenían una gran trayectoria luchando por sus derechos, los cuales Eva conseguía, gracias a su posición política y la presión al congreso. Sin embargo, muchos sectores opinaron de manera machista que era solo una concesión de Perón, como si de un capricho infantil de Evita se tratara y desmeritaban el logro olvidando lo que realmente significaba para toda Latinoamérica.
Sobre su trabajo social podemos apuntar que desde la fundación Eva Duarte creó hospitales, escuelas, asilos, guarderías, hospedajes, zonas de esparcimiento. Su amplio trabajo social correspondía más al asistencialismo y al fervor que a la comprensión profunda de las raíces de la pobreza, pero le bastó para dejar un legado y ganarse no pocos detractores. 

Usos políticos y machistas de su cuerpo

Eva Perón es diagnosticada con cáncer de cuello uterino del que no se recupera. Murió a la edad de 33 años el 26 de julio de 1952. Su cuerpo fue embalsamado y expuesto en la Confederación General de Trabajadores hasta que la Revolución Libertadora derrocó a Perón el 23 de septiembre de 1955, el cadáver fue secuestrado y estuvo desaparecido 14 años. Fue el dictador Aramburu quien ordenó al teniente coronel Moori Koenig y a sus hombres que entraran al edificio donde estaba resguardado el cuerpo. Lo ocultaron en un camión y recorrieron la ciudad. El mito cuenta que se detuvieron en distintas partes y que a veces aparecían flores en el vehículo. Llegaron a creer que eran ofrendas de los seguidores de Eva, hecho que obsesionó a Koenig, quien llegó a tener el féretro en su propia oficina. Según fuentes, el cuerpo fue abusado y se le cortó un dedo. A Koenig se le destituyó de la custodia porque se había enamorado/ adueñado del cuerpo, como lo relata el periodista Rodolfo Walsh en su cuento “esa mujer”. En abril de 1957 el cadáver fue trasladado a Italia con un nombre falso y enterrado en Milán.

En 1970 la organización guerrillera Los Montoneros secuestró a Aramburu, exigiendo la aparición del cuerpo de Eva. Otro uso político/ machista del cuerpo: transacción. Si bien podía tener como centro el retorno de Eva a la patria, no disminuye que se la haya usado como medio de canje. El cuerpo fue desenterrado y devuelto a Perón en Madrid, quien a todo esto había desparecido desde su golpe de estado, dejando el cadáver de Eva a merced de los tiranos de turno, vaya amor, Perón.  En 1976 la dictadura militar en el poder, le entregó el cuerpo a la familia Duarte, que la sepultó en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se encuentra hasta la actualidad.


Su cuerpo no tuvo descanso físico desde su muerte porque se le vio como chivo expiatorio: para vengarse, para humillarla, para burlarse de Perón y hasta para perversión sexual. También fue usado para crear veneración entre las masas. El mítico cadáver de la benefactora de la patria pasaba a la posteridad y se volvía un aparato de culto en el imaginario colectivo. Acción ya sea adrede o no, por parte del peronismo.

El cuerpo de Eva sufrió robo, humillación, exhumación y reducción a juguete político. La misma Eva no hubiera creído de lo que serían capaces de hacer con sus restos. La violencia machista ejerció poder sobre su cuerpo, apropiándoselo para sus interés más bajos y vergonzosos. En vida no pudieron soportarla, porque a las mujeres tenaces se las tilda de entrometidas y el liderazgo es visto como contrario a las virtudes femeninas, torturar un cadáver es la cumbre de la violencia machista.

Estuviéramos de acuerdo o no con el pensamiento político de Eva tampoco da el aval para que se le sometiera a tales vejaciones. El trasfondo aquí, es que el cuerpo de la mujer sigue siendo blanco de violencia por parte de propios y extraños, sigue siendo humillado y abandonado a su suerte, pudiendo llegar por fin a manos de sus familiares (como el caso de Eva) porque ninguna familia está tranquila pensando que una mujer (hija, hermana, tía…) está desaparecida y que depende del humor del secuestrador. Nos duele que todavía NUESTROS CUERPOS puedan ser arrebatados y objetualizados. Nos duele todavía que la región no haya comprendido la magnitud de esta zozobra y que se nos culpe, nos escrute y señale por ATRAER violencia con el simple hecho de ser MUJER.



[1] Miguens, Silvia (1950: 51) 
[2] Ídem (1950: 51)

jueves, 30 de noviembre de 2017

25 acciones machistas que te indican que NO es amor, es VIOLENCIA

Cerramos noviembre, mes dedicado a la erradicación de la violencia contra la mujer, que tiene como fecha específica el 25, por lo que en las redes sociales se ha difundido el hashtag #25N. En el espíritu del mes, enumeré 25 (como número simbólico porque hay más) acciones machistas que como mujeres vivimos en relaciones sentimentales y con frecuencia hemos pasado por alto o hemos querido creer que no han significado nada cuando son claras señales de que algo no anda bien, señales de que la relación es tóxica, dañina y, sobre todo, machista.




  1.  Te prohíbe vestirte como querés
  2.  Te prohíbe salir con tus amistades
  3.   Habla mal de vos con otras personas
  4.   Te revisa el móvil
  5.  Te culpa de sus errores
  6.  No le interesan tu salud física ni mental
  7.   Minimiza y te aleja de tus sueños
  8.  Te amenaza con difundir un video o fotografías intimas
  9.  Difunde el video o las fotos
  10.  Te llama puta, zorra, facilona
  11.   Te obliga a tener sexo
  12.   Te obliga a hacerle una felación
  13.  Te obliga a tener sexo anal como castigo
  14.  Te trata como objeto sexual mientras lo hacen
  15.  Te miente y te tilda de celosa, posesiva
  16.  Se avergüenza de tu cuerpo y tu apariencia
  17.  Te obliga a hacer dieta
  18.  Te hace creer que debes agradecerle por estar con vos
  19.  Te manipula emocionalmente y se victimiza
  20.  Te roba dinero u objetos de valor
  21.   Te obliga a perdonarlo
  22.  Te hace escenas en lugares públicos
  23.  Te persigue, te vigila, hackea tus redes sociales
  24.  Te sujeta del cuello, te empuja, te amenaza
  25.  Te golpea hasta dejarte inconsciente o te mata
La normalización de estas acciones por parte de la sociedad hace que creamos que está bien que nos agredan y prolonguemos estos círculos viciosos que en el peor de los casos terminan en la muerte porque los agresores son la mayoría de las veces, cercanos a las víctimas. Lo mejor es que estemos siempre alertas y ante cualquiera de estas acciones contra nosotras, decidamos alejarnos porque si ya estás sufriendo violencia psicológica, patrimonial y hasta física, son señales de que esta persona puede llegar a más.
   
                                                                               Hablemos con estadísticas


El 24 de noviembre de 2017, el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU) presentó el Informe sobre la Situación de la Violencia contra las Mujeres[i] que recoge información del período comprendido entre julio de 2016 a julio de 2017.


Según dicho informe, en el primer semestre de 2017 se contabilizaron 201 mujeres asesinadas, siendo los meses más violentos, marzo y junio, con 44 y 45 muertes respectivamente. Esto arroja un alarmante dato: solo en el mes de junio, una mujer fue asesinada cada 16 horas.

ISDEMU sostiene que las mujeres sufrimos violencia durante toda nuestra vida, pero son las mujeres jóvenes y en edad reproductiva, las más afectadas. Geográficamente, los departamentos con mayor porcentaje de violencia contra la mujer son San Salvador (33%), seguido por San Miguel (13%), La Paz (9.5%), Sonsonate (9%). Nótese que la zona oriental está en segundo lugar. Los crímenes contra nosotras han ido al alza y se han dejado sentir en los últimos meses. Lo peor es que todavía hay incrédulos de esta terrible ola de violencia contra las mujeres y se sigue culpabilizando a las víctimas.  
 No podemos seguir tolerando la violencia ni convivir con los agresores, no es solo en noviembre, es cada día que nos obliga a estar alertas porque la muerte nos acecha. Porque el acoso callejero, laboral, una violación, un feminicidio, son temores DIARIOS y nuestros cuerpos no son baratijas en subasta ni para diversión de un imbécil. 

 #NIUNAMENOS #NIUNAMÁS #25N




[i] http://www.isdemu.gob.sv

domingo, 19 de noviembre de 2017

Recital de mujeres “Ira Deméter”- San Miguel

El sábado 18 de noviembre, organizamos como La Página Desértica, un recital y conversatorio muy significativo titulado Ira Deméter, porque reunió a mujeres poetas y un índice antológico de poetas salvadoreñas. El motivo era conmemorar el día de la escritora, que persigue reconocer el trabajo de la mujer en la literatura. Una conmemoración surgida en España y con apenas un año de existencia. Este año correspondió al 16 de octubre. Por razones climatológicas tuvimos que mover el recital a casi un mes después, conscientes de la importancia de este evento porque reunir a las poetas y que además reflexionen sobre el ser mujer, es desde ya un acto de cuestionamiento con lo establecido y lo invisible. Recibimos a las poetas Lya Ayala y Susana Reyes que compartieron poemas, anécdotas y profundas reflexiones sobre su trayectoria y vida cotidiana.

El recital fue iniciado con unos cortos sobre literatura escrita por mujeres que reflexionaban el papel y evolución de éstas en la historia y en la literatura. Dejan claro el papel secundario y sumiso que fue asignado a la mujer como musa, madre y presa indefensa y cómo se ha luchado por romper con estos arquetipos todavía anidados en nuestra sociedad y en la historia del arte. Aquí quiero explicar el título del recital. Ira Deméter es un poema de Claribel Alegría, donde denuncia el mundo patriarcal y violento, por medio de la mitología griega. Presenta a Zeus como el tirano que se aprovecha de su poder para robar y violar mujeres cuando por lo general se le conoce como el benefactor de la humanidad. Narra además la desesperación de Deméter, cuya hija ha sido raptada y violada, devuelta tres días después por lo que cuestiona e increpa a Zeus su actitud de macho violento y abusivo. ¿Les suena a nuestra sociedad? El poema se inserta perfectamente en la realidad que vivimos las mujeres. Climas de extrema violencia, minusvaloración y abandono.


Dentro de estas reflexiones, también se abordó la participación de las poetas salvadoreñas en los diversos espacios literarios y se concluía que las invitaciones son pocas y que los recitales siguen siendo mayoritariamente masculinos, tanto en lectura como en asistencia. De ahí la urgente razón de organizar espacios donde se incluyan mujeres y se pueda conocer su trabajo poético. Dentro de esta dinámica, Vladimir Amaya nos contó su labor en el Índice general de poetas salvadoreñas, que traza una línea histórica de mujeres en la literatura salvadoreña. Vladimir contó que uno de los motivos para realizar el índice fue el comentario de un poeta que en un prólogo negaba la existencia de la obra literaria de mujeres, denominándolas peyorativamente como lamentos menstruales. Señaló que dicho comentario lo llevó a demostrar que en la literatura salvadoreña sí hay mujeres poetas con obras significativas y a su vez, ofrecer una línea temporal que cierra con voces emergentes.


Para cerrar el recital se reflexionó sobre el mansplainning, acoso y machismo en el mundo literario, ámbito que no está exento de estos lastres que afectan principalmente a las poetas. Dichos abusos vienen de poetas mayores, hombres con ciertos lugares de poder que creen que les permite pasar del poema al acoso. También se habló de la necesidad de reconfigurarnos como personas sin roles tradicionalistas de género. Estos recitales se transforman en espacios de introspección que permiten el encuentro con otras mujeres ya que la literatura también construye redes de reconocimiento y empatía. Es urgente que las mujeres hablemos, que desde nuestro lugar en el mundo pronunciemos lo que nos acontece y que debe ser escuchado por quienes nos rodean. 

sábado, 16 de septiembre de 2017

Las antipáticas se quedan sin novio



En la mayoría de eventos sociales o espacios reales y virtuales para socializar, quienes llevan la batuta del entretenimiento suelen ser los hombres. Se deduce rápidamente que como tienen “docilidad de palabra” e “ingenio” para hacer bromas tendrán que llevar el ritmo de esa tertulia, evento, o simple reunión de conocidos. Hagan memoria de quiénes son los que la mayor parte de ese espacio están hablando, cuáles son los temas y el tono de los chistes de que se pronuncian.

En la antigüedad, se consideraba la oratoria como una capacidad exclusiva de los hombres. Los dotaba de liderazgo y virilidad. Un hombre que no pudiese hablar con soltura y grandilocuencia ante un público quedaba como un idiota, y está claro que una de las mayores presiones sociales hacia los hombres es mantener la imagen de virilidad, confianza y madurez. Ah, claro, la intelectualidad (me perdonan los amigos intelectuales por casi dejarlos fuera). Es por eso que resulta común encontrar en los grandes relatos de hombres libertarios, como los próceres por ejemplo, que eran grandes oradores y que por medio de ese talento comunicativo, agitaban masas. Lo que en sus márgenes deja a las mujeres, orilladas y colocadas en el terrible lugar del silencio.

Calladita te ves más bonita

Reza la estúpida advertencia para que en el mejor de los casos, la voz menos audible sea la de una mujer. Volviendo a lo planteado arriba, ¿Cuántas veces intervenimos las mujeres en una conversación cotidiana con nuestro círculo de amigos? A pesar de ser amistades, la mayoría de las veces oímos y por eso nos adjudican el don de ser buenas escuchas, cuando sería el de buenas callando.

Están los casos de las mujeres que sí hablan en las reuniones y por eso resultan siendo las antipáticas del grupo. Y de paso, su opinión es puesta en segundo plano, valorada a la ligera o retomada en otra ocasión. También están los casos donde los buenos puntos de vista o las soluciones inteligentes son tomadas por los hombres, asumiendo estos el protagonismo de dicha idea. No son pocos los casos donde  la mujer ha sido opacada por su pareja o su trabajo ha sido expuesto bajo el nombre del marido, ya que el marketing siempre ha apuntado que un trabajo firmado por un hombre tiene mayores posibilidades de ser tomado en serio, fuera o no, brillante.

Las antipáticas no son atractivas.



Me sucedió hace unos días que en cierto espacio hice un chiste-comentario sobre la opinión de un hombre que hablaba sobre movimientos sociales, entre ellos el feminismo y diversidad sexual. A mi ver el comentario rozaba en lo sexista, homolesbotransfóbico y de paso, muy superficialmente trataba otros asuntos como el ateísmo o el ecologismo. En todo caso, ameritaba un chiste-comentario con mordacidad inteligente y lo hice. No fueron pocos los ataques que recibí en mensajes privados, uno de ellos era que las antipáticas no son atractivas y que se me tenía por persona más amable. Pues amable fui al no responder con el mismo nivel de veneno que mi interlocutor. Sobre la amabilidad añado: Es justa, pero en ciertos espacios y con ciertos seres humanos es una pérdida de tiempo. A pesar de ello e irónicamente, mi amabilidad es una desventaja la mayoría de tiempo, porque al ser una mujer joven cuesta que me tomen en serio si no es insistiendo, yendo al grano, haciendo duras acotaciones y a veces, haciendo chistes-comentarios.

Para cerrar la historia, al mismo tipo, un amigo suyo le hizo un comentario similar al mío, pero en otra publicación. Con un tono más ofensivo y personal. Pero con él no pasaba nada, no se le debía reclamar amabilidad porque él es hombre y además su amigo. No son necesarias las cortesías. Pues bien. Los chistes, el sarcasmo, las acotaciones, las sugerencias, las opiniones o mordacidades no se ven bonitos en la boca de una mujer. Para el caso, el silencio es nuestro regalo histórico y como las antipáticas se quedan sin novio, mejor cerrar la boquita, no aturrar la cara ni ser amargada porque esas mujeres son feas y a los hombres heteros no les gustan las mujeres así. Y como nos morimos por estar con imbéciles así pues amén a todo y que dios nos ampare, compañeras.


PD: El contenido de este blog está libre de sarcasmo. Si alguno de ustedes pudo percibir leves acercamientos al asunto, prometo cerrar la boca y en adelante publicar imágenes de dulces patitos y ositos de caramelo. Muack.


sábado, 12 de agosto de 2017

La mujer del anarquista: El amor es el opio de las mujeres


«La mujer del anarquista» es una película que me habían recomendado hasta el cansancio hace unos años y me desengañé cuando por fin la vi.

Corrí a verla con la esperanza de encontrar en ella reflexiones de Emma Goldam o al menos pequeños instantes de lucidez política. Corrí a ella como la colegiala que le han dicho que en tal parte hay unos zapatos que la esperan con las correas perfectas para el grosor de su pie y su pantorrilla. Así de gráfico. La película me la recomendó un desconocido cuando todavía estaba en la universidad. Eran épocas de búsquedas juveniles en cuando a opciones políticas que coincidieran con mi militancia feminista, que también se estaba cociendo. Si me preguntan por el desconocido, era un Nacho Progre.

·         El problema viene desde el título

El título apetece pero si te fijás bien, desde ahí se nota una posición secundaria para la que se espera sea una representación del anarcofeminismo. Eso quisiéramos ver. Pero el título es similar a los nombres que aparecen en la biblia al mencionar a las mujeres de los pasajes bíblicos o aventuras del joven Jesucristo. Veamos: una tal viuda de la moneda, la pecadora arrepentida, la mujer del flujo de sangre, la jorobada, la mujer de la moneda perdida, la samaritana, la cananea, la sulamita. Son unas cuantas que aparecen apenas nombradas: Rebeca, Sara, Josabet, Lidia y nuestra preferida María Magdalena.

Desde el título debés entender que será una película donde el único que se aventura en la política será el marido porque ella sólo es LA MUJER del anarquista. NO la anarquista.

·         La trama lo comprueba

La trama la resumo así: La España franquista, desgracia, guerra y muertes. Los patriotas, los amantes de la libertad, se suman a la causa y como ha sucedido en las guerras de la historia de la humanidad, las mujeres se quedan en casa a cuidar de los hijos, a esperar al marido y soñar con que todo vuelve a ser precioso y honesto. La película muestra cuál era uno de los papeles de la mujer en los conflictos armados. Eran enviadas a las casas y las guarderías mientras el país se estaba quebrando. No como modo de protección, más bien como una reserva para la procreación y para realizar las labores, sucedida la guerra. No se muestra en ningún momento el papel revolucionario de ellas, como si no existieron las mujeres que tomaron las armas, las que instigaban en las fábricas, las que protestaban, repartían panfletos, editaban periódicos insurgentes. No eso no. Para hacer más bonito el asunto muestran a la esposa paciente, fiel y hacendosa, que además se muere de tristeza porque no sabe si el esposo volverá, que sueña con hacer el amor con el héroe de guerra.

En la película el esposo libertario pasa varios años fuera de casa, enamorado de otra mujer. Mientras tanto la mujer del anarquista se queda en casa haciendo la cena, guardando el cuerpo para el marido y soñando que hace el amor con él en su cama matrimonial. Muestra el sufrimiento y la espera que sin duda atravesaron muchas mujeres durante las guerras mundiales, mujeres que se quedaron esperando maridos que no volvieron por distintos motivos y que si volvieron ya no son los mismos debido al famoso estrés posguerra o porque se fueron con otra compa o porque los mataron. Del modo que fuera, queda ese vacío enorme en la vida de la esposa que todo lo puede en nombre del amor romántico que en realidad es el matiz de la película, pues no sólo habla de la época franquista, sino que muestra a una mujer que bajo los preceptos de la época, (que no han cambiado mucho), debe seguir al pie de la letra su papel de esposa y madre abnegada.

Son tristes las escenas donde ella cada noche rezaba y prendía velas para que él volviera, quizá ya sin importarle que la quisiera, pero que al menos volviera vivo por los hijos abandonados.



·         El amor romántico nos encadena

La mujer del anarquista muestra eso, que el amor patriarcal, el que nos han enseñado y nos siguen vendiendo en el cine, perpetúa la idea de que está bien sacrificarse tontamente por el qué dirán, ocultar nuestros propios sueños y esperar. Sólo esperar y aguantar el “hombre que Dios te dio” porque no se puede cuestionar el designio divino. La mujer del anarquista ve pasar los mejores años de su vida esperando al marido. Ella es indiferente a la política porque eso es cosa de hombres, ella debe cuidar a los niños por instinto materno y soñar con el día que casada de blanco, el esposo le prometió felicidad cada día de su vida.

Cierro el espacio con estas frases que nos invitan a reflexionar el tema:

«El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal». (Simone de Beauvoir)

«En el amor seguimos siendo muy idealistas. Somos supermodernas, con todos los elementos de la modernidad -pensamiento crítico, principio de realidad, análisis concreto-, pero en el amor nos perdemos, y seguimos queriendo amar y que nos amen según los mitos tradicionales, universales y eternos que han alimentado nuestras fantasías». (Marcela Lagarde)

Y una de mis favoritas que cae excelente al tema y que titula este artículo:

«El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban». (Kate Millet)

Por cierto, la mujer del anarquista se llama Manuela en la película. Y en la reseña que se encuentra en internet describe al esposo como un libertario y a ella como una apasionada. Porque claro, los hombres luchan y las mujeres amamos.


lunes, 31 de julio de 2017

Doble riesgo: La valentía tiene cara de mujer


Como ya saben me gusta hacer reseñas de películas. Ya sea que las encuentre por casualidad o que por una búsqueda a consciencia me tope con una joya o cuestione alguna ya vista y conocida pero esta vez bajo la mirada feminista. Créanme, es un placer increíble tomar conciencia de lo que se ve. Volverse exigente con el cine que se consume presumiblemente por placer, que puede volverse un espacio de reflexión.

Esta vez ofrezco una crítica a una película llamada doble riesgo. La que puede ser vista bajo las bondades del criterio de género y el test de Bechdel que es muy útil como ya referí en otras oportunidades. Doble riesgo, puede pasar este test por las virtudes que muy pocas veces nos muestran otras películas de este tipo, las que se pueden creer inclusivas sólo por tener a una mujer de protagonista. La trama gira sobre la desgracia que le ocurre a Liby, una joven esposa que es acusada de asesinar a su marido y es encarcelada. Lo conflictivo aquí, es que Liby es inocente: Su marido ha planeado su propia muerte para cobrar su seguro de vida. Aunque Liby diga la verdad nadie le cree porque la sociedad patriarcal minimiza el discurso femenino, sobre todo cuando se es presuntamente peligrosa: una asesina, una mala mujer que mata al buenazo de su marido. Inconcebible. Lo honesto hubiese sido que soportara todo, como esposa ejemplar. Pero no, Liby se portó mal y debe ser encarcelada cuanto antes.

Para ella, lo más duro de estar en prisión y ser inocente es que también ha perdido a su hijo. Su marido ha escapado con el dinero y el niño. Debe cumplir una condena porque una apelación sería inútil. Nadie duda de la maldad de una mujer asesina. Sobre todo cuando el marido es un prominente miembro de la comunidad. En prisión, otras convictas con el mismo crimen le aconsejan que cumpla su condena, mantenga una buena conducta y al salir lleve a cabo su venganza: Según la ley, no se puede condenar a alguien dos veces por el mismo crimen, es decir: ya que su marido legalmente está muerto, puede matarlo y nadie podrá impedirlo. Esta nueva información alimenta la fe de Liby, quien está dispuesta a recuperar a su hijo y su propia vida.



Aquí ya podemos sopesar la película según el test de Bechdel (que como ya he dicho, si bien no es una herramienta rígida, es una guía muy prudente para olfatear micromachismos en el cine). El primer aspecto es una protagonista muy definida, sin los estereotipos de la damisela en apuros, Liby vence cada obstáculo gracias a su inteligencia y tenacidad, lo que nos lleva al segundo aspecto, que valida y salva al primero: La sororidad de las compañeras de cárcel, que le aconsejan que sea fuerte mientras esté en prisión y no pierda de vista su objetivo. Ya que al faltar otra protagonista, mostrar la solidaridad entre mujeres que viven circunstancias parecidas fomenta el apoyo femenino. El tercer aspecto dice que el argumento no debe centrarse en los hombres. Liby quiere vengarse de su esposo por ser quien ocasionó esta desgracia en su vida. A pesar de ello, me parece que la trama resalta el crecimiento personal de la protagonista. Se redescubre fortalecida y llena de esperanzas, está decidida a encontrar a su hijo y en el trayecto sorprende incluso al oficial a cargo de vigilar que cumpla su libertad condicional, pero ella no debe esperar más tiempo, fue paciente durante su condena ahora debe actuar rápido. Su marido ha asesinado esta vez a una segunda mujer y ha cobrado su seguro, ahora es una venganza doblemente justificada: es un misógino que debe pagar.

Y la ley está de su lado: No se puede asesinar dos veces a la misma persona. El final cumple con lo que conocemos como justicia poética, debe triunfar la verdad. El oficial de libertad condicional descubre que Liby dice la verdad y decide ayudarla en esta última etapa de atrapar al maldito. Ambos lo acorralan en su oficina y Liby debe matarlo antes de que él se salga con la suya. Al final, consigue el perdón total del Estado y se reencuentra con su hijo, la última prueba que debe cruzar para constatar su propio valor.

Una buena propuesta de cine. Tiene la virtud de entretener, una protagonista muy versátil que nos sorprende a cada paso. Una evolución muy interesante y una trama poco usual en comparación al cine burdo que nos tiene malacostumbrados Hollywood. Un filme donde la valentía tiene cara de mujer.


martes, 6 de junio de 2017

Las ángeles de Charlie son hijas del patriarcado


Las que fueron las heroínas de muchas de nosotras no pasan el test de Bechdel y me doy cuenta ahora.

Recuerdo que era una puberta cuando vi a las ángeles de Charlie. No tenía conciencia del poder de mi cuerpo, apenas entendía la menstruación y a partir de ahí, la presión de volverse apetecible para los hombres cobraba un eco angustioso y duro. No fue difícil que me sedujeran un elenco de mujeres visualmente guapas. Y cómo no. El concepto de espía sexy es uno de los más explotados y bien usados por el patriarcado de Hollywood. En pleno auge de las películas de acción de los dos mil, un remake de la serie setentera no vino nada mal.

Las ángeles encarnan como la mayoría de películas gringas, el erotismo norteamericano de la rubia sexi, aunque Lucy Liu tenga rasgos asiáticos, en ese caso, parece que la intención era darle un toque cosmopolita al elenco, lo que no afecta el objetivo implícito del rodaje: El mandato de erotizarte, volverte una chica sexy a toda cosa, con el fin único de gustarle a los hombres, porque el discurso es hetero. Nos guste o no. Y lo vemos en cada escena donde las ángeles tienen que usar su capacidad de seducción, sin importar si se cosifica, el objetivo es cumplir una misión.

Pero ¿Por qué no pasa el test de Bechdel? Primero, no es un filme que de verdad aborde el empoderamiento femenino. Es lo que nos venden, poniendo chicas preciosas usando armas, trajes ajustadísimos, a veces disfraces eróticos, porque el plan es el de siempre, embobar a los hombres para salir a flote de los peligros. Eso es lo que más se enfatiza, porque si lo recuerdan, poco importa que sean brillantes, carismáticas y valientes, cuando dicen algo listo es tomado como un mínimo instante de suerte o cuando se enfrentan a una jauría de matones, deben lucir sexys pateándoles los huevos. Todo esto pensado para complacer al público masculino.

Segundo, a pesar de que la película es protagonizada por mujeres y que estas interactúan entre sí, sus conversaciones giran siempre sobre lo mismo: salvarle las pelotas a Charlie o los novios de las ángeles, que incluso la personaje interpretada por Drew Barrymore, que resulta la más rebelde del grupo, vive con la sombra de su pasado, un ex de mierda que en la película 2 la persigue por meterlo a la cárcel. Como si fuera un mensaje oscuro de que los hombres se vengarán de nosotras tarde o temprano y vivás con ese miedo. Entonces, la evolución que podría suponer cada personaje se queda corta, mínima. Las ángeles vuelven con sus novios, o se casan, pero siguen cuidando a Charlie. Reproduciendo ahí, mitos del amor romántico: un hombre es la solución, el cuidado de los otros por encima de nosotras, el miedo a renunciar a un estilo de vida muy comprometido si eso pone en riesgo la vida marital, límites al fin. Es claro que la película no habla de liberación femenina. Otro producto cultural donde erotizarte significa “existir”.

¿Y qué ondas con el tipo raro que arranca pelo y se lo restriega en la cara? El matón que las chicas llaman “sombrío” es el misógino común, el que no conoce ningún tipo de escrúpulo a la hora de matar mujeres. Además de ser un mal cliché del tipo raro que te puede matar si no andás lista. Otro personaje que vive en nuestro inconsciente: el depredador. Pues a lo largo de la película, son incontables los enemigos que persiguen a las ángeles, y no es un mensaje de alerta, la intención es alimentarnos el miedo porque no expone la muerte en sí misma, sino la facilidad con que una mujer puede morir bajo el capricho de un hombre: vean lo ridículo de esas escenas donde una turba de hombres se relamen de gusto ante la que piensan será una paliza a una mujer.

Las ángeles de Charlie son otro concepto patriarcal donde el placer focalizado es el masculino. Similar a lo que vemos en las personajes de cómics que reúnen erotismo y poderes acordes a su clase. Malas o buenas siempre deben verse apetecibles. De todo esto me doy cuenta ahora que puedo juzgar los productos culturales que he consumido y que difícilmente saldrán de la cultura pop en la que crecimos, agringándonos y viendo heroínas donde no las hay. Y al decir esto, también expongo que mis heroínas de caricaturas no son exactamente empoderadas porque han sido diseñadas para mover hormonas machistas, siempre listas para salvar al mundo en minifalda. ¿Casualidad?



Remate: ¿Puedo seguir disfrutando cine que no cumpla el test de bechdel? ¿Qué tan rigurosa hay que ser? Digo que la rigurosidad o los límites se los ponga cada quien. Ni la pureza ultra ideológica es sana ni el acomodamiento acrítico tampoco. Cuando me topé el fin de semana con la película 1 de las ángeles de Charlie, la vi y fue inevitable sentarme a escribir esto. Ya no soy una puberta que se busca en ídolos de ficción. Las mujeres que están cambiando al mundo están en la vida real, investigando, releyendo, reivindicando, denunciando. Personalmente, este tipo de cine ya no puede producirme asombro o admiración, sólo pequeños espacios de relectura del discurso machista y patriacal que ahora son urgentes porque dejar atrás el adoctrinamiento con el que fuimos tejidas no es fácil. Y sí, tuve que reconocer que las ángeles de Charlie son hijas del patriarcado.


PD: Drew Barrymore, amo tu trabajo actoral. Además fuiste chera de Courtney Love en la mera época grunge. Me caés bien a pesar de tus películas.

domingo, 21 de mayo de 2017

Cuidado con quién chateas. No todas somos una Hard Candy



La genial película protagonizada por Ellen Page parece ser de esas que presagiaron lo inseguro que internet se volvería para las usuarias. Las formas de agresión son variadas, desde acoso virtual, difamación, falsas promesas de empleo que terminan siendo redes de trata, prostitución o pornografía, divulgación de material íntimo sin consentimiento de la mujer y en peores casos, conexiones con extraños, aparentemente inofensivas, que pueden traer consecuencias fatales para las adolescentes y jóvenes, presas favoritas para los depredadores virtuales.

Todas conocemos al menos una de las tantas formas de agresión por internet. La más usual es el acoso, y no por ser la más recurrente es la menos complicada. Se conocen de casos donde la mujer acosada se han visto con el temor de habitar su propia casa porque quien las acecha conoce su rutina diaria y en peores situaciones, logra entrar en la vivienda ya sea para robar prendas de las víctima o para violarla o matarla por ser rechazado. Ninguna mujer que viva esto puede decirse ajena de las crueldades del machismo, la misoginia y la violencia contra las mujeres que muchos niegan. Existen y la mayoría de casos esperamos hasta las últimas consecuencias para aceptar que el sistema está podrido.

Hard Candy (2008) Es una oscura mirada de lo que internet puede traer a las jóvenes si no están atentas o sumamente seguras de con quién están mensajeando en incluso compartiendo material sexual. Los nudes parecen estar de moda ahora que aparentemente se goza de libertad para hablar de sexo en las redes sociales.

Los que parecen no entender el asunto son quienes comparten este tipo de materiales violando la privacidad y la confianza de la otra persona, pero la crítica común recae siempre en quien los envió, generalmente mujeres, siendo esta la culpable de su propia desgracia pues como siempre la sociedad patriarcal exonerará de toda culpa al hombre, quien sí tiene derecho de exhibir su vida sexual en redes. Y seguiremos reproduciendo este patrón con comentarios tan sexistas y mierdas, sobre el cuerpo femenino objetualizado en ese momento. Porque ya que el video está por ahí, pues por qué no echarle una miradita. Ahhh, mis borregitos. Tan hijos del patriarcado.

¿Qué tiene que ver Hard Candy con todo esto? Pues que a diferencia de la ficción, difícilmente tomaremos una venganza tan fríamente calculada como la de Halley en la trama. La chica estudió al tipo que quería violarla y posteriormente matarla. Investigó a sus víctimas, se creó una imagen de chica buena e inocentona para que el violador no sospechase nada y la llevara a la casa que sería su propio infierno. En la vida real las cosas no ocurren así. Quizá haya alguna de nosotras que sepa defensa personal y tenga un tremendo valor pero veo difícil que dedique noches enteras a rastrear a un violador y asesino en serie de mujeres y se contacte con él para matarlo. La ficción supera nuestros medios reales. Claro que nos encantaría librar al mundo de un par de tipos mierda porque nuestros sistemas judiciales son igual de mierda que ellos pero tenemos el suficiente seso para saber que capaz no enjuician peor que al violador mismo por matarlo. Y ahí sacan a los derechos humanos y todos los sentimientos altruistas que se les ocurran.

Lo más sensato que podemos hacer es prestar atención de con qué clase de lacra nos estamos contactando ingenuamente. Porque no es malo usar las redes para conocer gente, pero hay que cerciorarse de que, primero existe, que haya gente que garantice que ese del perfil es real y segundo, que si existe, no sea sólo fachada de capellán. Peor si lo ven comulgando en misa y en redes es todo un pervertido. Hay de todo. Y en eso, creo que varias nos hemos llevado tamañas sorpresas con tipos que muy finos, muy intelectuales, muy padrinazos, pero que por dentro son la lacra de acosadores, pérfidos abusivos con fetiches extraños, que de primas a primera te exigen fotos de lo que se les ocurra. Porque los hay con extravagancias. O los que con excusas de vidas tristes y oscuras buscan apoyo moral -y sexual- en tus manos -y vagina- porque segurito vos les llegaste caída del cielo. Repito hay de todo en el sendero del señor.


Como caso personal y de lo último que adjunto por ahora, porque tengo varias anécdotas por ahí, pero mejor para otro día, es la anécdota de un chamaco que me escribió supuestamente con intereses literarios. Estos seres han practicado tan bien su papel que hay aguzar bien la voz mental y no desoír cuando esta te diga “cuidado”. Pues en él, algo de entrada, me dijo, peligro. Procuré ser amable, porque me pidió sitios donde leerme y le pasé lo necesario. A los días me pedía fotos de partes extrañas del cuerpo. Me hacía la desentendida y no hablábamos por semanas. Cuando quiso volverse mi amigo me hablaba de su maltrecha vida sentimental como para enternecerme. No podía decirle mucho, porque en cuestión de consejos sobre esos temas soy bien simplona. Seguía mi sospecha y un día un amigo que lo vio como contacto en común, me escribió preguntándome si lo conocía. Resulta que una de sus amigas había tenido una relación sentimental con él, con graves consecuencias incluso para su salud emocional. La imagen de oveja castigada por la vida se derrumbó. Le agradecí a mi contacto y decidí eliminar al tipo. 

Me dije una vez más que no debo dudar de mis instintos y se los aconsejo a ustedes, evalúen a qué personas les están dedicando su tiempo porque no estamos exentas de toparnos con una piraña. Valoren las intenciones de los tipos que les escriben. Ustedes no tienen que demostrarle nada a nadie. Como dice Rebeca Lane “este cuerpo es mío” y nadie puede obligarlas a nada ni a violar su privacidad.

viernes, 14 de abril de 2017

ME CANSÉ DE SER LA SEGUNDA: SIEMPRE ESCOGÍAN AL HOMBRE



Me cansé de ser la segunda y un día me animé a escribirlo. Pero no la amante o la novia a escondidas, sino la segunda elección en las diferentes situaciones sociales: trabajo, estudio, literatura.

Cuando noté que parte de mi vida se basaba en ser elegida después de que la opción masculina era descartada tuve un profundo choque de emociones. Entre enojo, con quienes –quizá inocentemente- basaban su elección en el género y no en la capacidad, y tristeza, porque sabía que estas personas no caerían en cuenta jamás, que han absorbido perfectamente el sistema patriarcal, donde una mujer necesita referentes.

Y me pasaba seguido. Mi trabajo y mi talento debían ser pesados por una segunda y hasta tercera opinión, mayormente masculina, donde se me valoraba. La sospecha hacía mí, venían por mi género y sobre  todo por mi edad. Una  sospecha fundada en etiquetas, en generalidades y hasta clichés, porque en un país con mentalidad retrógrada, una mujer no puede saber o enseñar con la misma soltura o seguridad que un hombre de la misma edad. Y entendía que de niñas se nos enseña al ocultamiento, a la otredad, a asumir en silencio nuestro papel secundario. Y tenía que ser así, la eterna segunda opción.

Y un día me cansé, y aquí estoy escribiendo, sin ningún tipo de nostalgias o romanticismo, que es una verdadera mierda tener que estar probando constantemente que te mereces tus logros, no por bonita, ni por princesa, porque esas basuras mediáticas solo nos quieren con una sonrisa de «aquí no pasa nada» y «está perfecto que el hombre sea valorado antes que yo», que no necesite referentes para saber que él puede ser muy bueno en lo que hace. El tema de los referentes fue uno de los que me alertó que algo apestaba y no era solo invención mía. Varias ocasiones me vi en situaciones donde necesita que un hombre dijera que sí, que soy una buena opción y que además, valía la pena darme la oportunidad de demostrarlo. ¿La oportunidad? Sí, nos dan una oportunidad en un mundo donde tus genitales y tu edad son clave para saber de qué estás hecha. Las reglas generales no mienten: no se puede ser lúcida, joven y talentosa al mismo tiempo, eso, si hacemos de lado que también se nos evalúa físicamente: guapa y no muy guapa.

Cuando al hombre no se le evalúa con los mismos criterios y desde ya tiene la posibilidad de ser elegido, ya no sabés a qué atenerte. Entonces las mujeres tenemos que hacer malabares como diosas hindús ah, y claro, sin renegar; porque la que se enoja se ve fea. Lo notaba en el trabajo:  de las compañeras a quienes se les atribuía mal humor o demasiada disciplina, casi nunca o nunca se decía que eran buenas en su área, pero eran jóvenes y necesitaron hacerse una máscara de mal humor, porque entonces no se las tomarían en serio. De mí siempre decían que soy demasiado seria o que no permito que se acerquen mucho, que no me relaciono con facilidad. ¿Y si fuera lo contrario? Dirían de mí que soy una loquita que a cualquiera le habla.

El paternalismo y el constante «te explico el mundo desde mis ojos y mi sabiduría masculina» porque en serio, somos unas niñitas sin idea de qué trata el mundo, está en cada situación de la vida, es posible que hasta nuestras parejas tengan a flor de piel ese broder-buena onda-marxista-paternalista y no nos hayamos dado cuenta. Alerta, mujeres, que ya es bastante que a diario nos pongan en una balanza y sean los hombres los que tengan la última palabra.

De cuando me tocó ser escogida por una mujer y ésta valoró primero al «contrincante» masculino sí me bajoneaba. Me liquidaba los ánimos: El patriarcado nos había ganado en nuestra cara y se iba contento con el botín más grande: nuestra conciencia de género. Me cansé y decidí que escribiéndolo podía liberarme de ese pesar y vivir más alerta de la situación. Me toca trabajar el doble, como siempre, para «probar» que merezco mis logros y lo que peldaño a peldaño me ha tocado construir. Nos toca cuidar el paso, los gestos, porque hasta la vida privada es motivo de juzgamiento y crítica. ¿Qué me seguirán escogiendo después de los hombres o que a mis espaldas consultarán a otros hombres sobre mi talento? No lo sé, quizá sí, pero estoy decidida a darles una lección: soy más que vagina y 25 años.


viernes, 17 de febrero de 2017

We are the best!, una película sobre amistad femenina y punk.




La vi hace unas semanas y no pude sacarla de mi cabeza, decidí escribir sobre ella porque es otra opción interesante para ver cine con enfoque de género. Aparte de sentirme completamente identificada, me pareció fabulosa porque tiene un lado emotivo y concienzudo que se adapta al cine que deberíamos empezar a buscar y compartir. Recordemos que la deconstrucción también abarca comenzar a cuestionar el tipo de materiales que consumimos y no dejar de hacerlo. Desde luego, siempre estamos aprendiendo y llegar a ser lo más reflexivas posible es el desafío.

We are the best! (2013) Es una película que pasa el famoso de Test de Bechdel (que sugiere al menos dos personajes femeninos, que exploren sus propios intereses y que su historia no se centre en los hombres) adaptada del libro “Aldrig godnatt” de la escritora sueca, Coco Moodyssone. Situada en Estocolmo en los años 80’s, cuenta la historia de 3 adolescentes: Boo boo, Klara y Hedvig. Boo boo y Klara son mejores amigas y aficionadas a la música punk. Se sienten ajenas a sus familias y al rol femenino de la pasividad. Entre algunos temas de la película se destaca la búsqueda de sí mismas y el machismo dentro de la escena punk.

La trama va más o menos así: En el centro comunitario al que asisten luego de la escuela, un grupo de chicos con una banda de heavy metal, se burlan de su apariencia andrógina y despreocupada. Klara con el mohicano y Boo boo con corte estilo peter pan. Para fastidiarles el ensayo, solicitan a los administradores del centro comunitario, el espacio para ensayar como banda. Ninguna tiene conocimientos musicales pero consiguen el espacio y se aventuran a tocar con la esperanza de inscribirse en el show de talentos de la escuela. Las inscripciones se han cerrado y asisten como meras espectadoras. En el show, una chica de octavo grado llamada Hedvig, hace una presentación de guitarra acústica pero a las chicas les sorprende su serenidad e indiferencia ante las burlas y abucheos del público. Boo boo propone unirla a la banda y Klara al inicio cree que será mala idea por las creencias religiosas de Hedvig. Las chicas tienen una postura agresiva hacia la religión, puesto que parte de la ideología punk es rechazar los dogmas religiosos y la fe. A pesar de ello, se acercan a Hedvig, quien no tiene amigos en la escuela, y ve en las chicas la oportunidad de hacer amigas. La invitan a formar parte de la banda que han iniciado y comienzan a ensayar para continuar con el plan de quitarles el espacio del centro comunitario a los chicos que se burlan de ellas. Lo que comienza siendo una venganza se transforma en una amistad cuya bandera es la música punk y su rebeldía inherente.

A lo largo de la trama, vemos las nociones sobre política y música de las chicas, que a sus cortos 13 años hablan sobre las diferencias sociales y la incidencia de la música en la sociedad. Las canciones transgresoras de sus bandas favoritas que lanzan críticas ácidas sobre el gobierno y la religión, permiten que Hedvig se libere paulatinamente de sus propios esquemas. Bajo una interpretación feminista, es una tremenda crítica sobre cómo la religión mantiene dóciles y obedientes a las mujeres y cómo estas se descubren y se atreven a ganar confianza en quienes son y en lo que hacen, una vez disueltos los dogmas.



El enamoramiento juvenil aparece en la película como herramienta para hacer que nos identifiquemos todavía más: la vida de las mujeres en relación con los otros: validación de los hombres para “encontrarnos bellas” y hacernos SUS novias. Encontramos este tema en la breve escena donde las chicas conocen a una banda masculina de punk, y el vocalista (un niño de su edad) se interesa por Klara, y Boo boo experimenta celos. Se llega a sentir fea y cree que ningún hombre la aceptará por no ser atractiva ¡a pesar de serlo! esta, justo esta etapa la hemos cruzado todas. Nos ha dolido no encajar en el perfil de la mujer guapa y perfecta que el sistema quiere y no sabemos cómo serlo. Nos ha costado tanto quitarnos esa culpa que una vez hecha de lado y reivindicado nuestro cuerpo como territorio político, nacemos de nuevo. Nada más transgresor que amarnos tal cual. Proceso que Boo boo encarna y que gracias a Klara, no se siente sola. Lo hermoso de esta escena es que las chicas logran superar su disgusto por un chico y ponen su amistad por encima de todo.

El tema del machismo en el mundo underground, lo vemos en la escena donde los encargados del centro comunitario adquieren una guitarra eléctrica y las chicas pueden completar los instrumentos para la banda. Lo transgresor se da cuando uno de los encargados pretende enseñar a Hedvig a tocar la guitarra cuando ésta es una artista de las cuerdas, ella, con toda seguridad afina la guitarra y los sorprende interpretando una canción de una de las bandas favoritas de las chicas. Mansplainning por donde se le vea, del que Hedvig sale muy bien librada. El machismo también lo encontramos en la invitación para un evento de año nuevo llamado “Santa Rock” en el que participan los jóvenes del centro comunitario, donde la banda de los chicos que se burlan de ellas (llamada Puño de metal) es la favorita de los encargados y las chicas son invitadas pero con condescendencia. Claro, es una “banda de chicas”, nada más. Y deben cubrir la agenda.

En escena, las chicas son abucheadas desde el comienzo por lo que Klara con su natural sarcasmo cambia la letra insultando la ciudad donde están tocando. El público enloquece en euforia patriótica y las chicas son sacadas del escenario. Esta acción hace que se ganen el respeto de los chicos de Puño de metal, que a pesar de ser hombres, no encararon al público ante su agresividad. Es cierto que la banda de Klara, Boo boo y Hedvig no es increíble, pero las une la amistad, el género y las ganas de romperle la boca al mundo. Una maravillosa película para ser vista por adolescentes, ya que nos muestra las etapas que vivimos como mujeres en un mundo pensado para hombres, y el rock no es la excepción. Personalmente, evoco a Patti Smith que fue pionera en la escena punk, amiga de grandes exponentes de este mundo y quien dotó a la escena de letras con contenido poético gracias a su amor por la literatura.

Ojalá puedan ver esta película y emocionarse como yo. Una mañana, antes de mis clases, escuché el cover que interpreta Hedvig y me sirvió para recargar pilas un lunes de rutina. Larga vida a Patti Smith y a todas las mujeres de la escena underground que han demostrado que el rock no es cuestión de hombres, sino de talento, actitud y empoderamiento. 


martes, 10 de enero de 2017

A PROPÓSITO DEL NATALICIO DE SIMONE DE BEAUVOIR.



El 8 de enero de 1908 nació la que para muchas de nosotras significa un total ejemplo de valentía y transgresión. Simone de Beauvoir, fue hija de un matrimonio burgués, religioso por parte de la madre y con inclinación a la formación de académica por parte del padre. Iniciando desde esa esquemática distribución de roles en sus propios padres, Beauvoir creció, como sigue sucediendo en el caso de muchas de nosotras, con la figura de una madre cuya devoción religiosa cala gran parte de la vida, (y algunas de nosotras, con suerte, logramos salir de dicha abadía mental) Y la idea de que con una dote económica considerable y un marido medianamente decente completás tu vida, luego los hijos, una casa y lograste la plenitud. Beauvoir se dio cuenta que había que cuestionar ese orden especifico de pasos en la vida de las mujeres.

El nacimiento de Beauvoir me lleva a pensar lo necesario, no solo, de volver a sus múltiples obras, entre ellas el segundo sexo (1949) que sigue siendo un texto cumbre en muchos sentidos, para la avanzada feminista o a memorias de una joven formal (1958) o cualquiera de sus anecdóticas novelas, sino, a pensar desde nuestros contextos y posibilidades en qué estamos logrando a partir de lo que pensadoras como Beauvoir dilucidaron hace ya bastante. Hace unos días en El Salvador, fuimos testigos de una noticia que se viralizó en los Medios, sobre la captura y posterior “enjuiciamiento” de 4 acusados de remuneración de actos sexuales ilícitos con menores de edad, entre ellos un patán presentador de televisión (todos los salvadoreños sabemos que no es precisamente un programa que alimente de alguna manera el espíritu) noticia, que también deja entrever el nivel de gravedad de la trata y abuso sexual infantil en el país.

Pervive la impunidad, la ligereza con que se toman estos casos y no faltan los comentarios terriblemente misóginos que defienden la ¿integridad moral? de los criminales, los agresores, los perpetradores, que con el poder económico que da pagar por un servicio sexual no pasa nada sin son menores de edad, vírgenes o “experimentadas”. Los comentarios en toda clase de Medios rayan hasta lo lamentable. El vergonzoso nivel de machismo y misoginia arraigados en la psique salvadoreña. Claro, las putas son ellas, las niñas, que en palabras del usuario promedio de Facebook, “no tienen miedo de nada, y que sería bueno que las encarcelaran al menos un año para que ahí sí lo tengan antes meterse con hombres” siempre, siempre, la puta será la víctima.

y de este modo se va discutiendo superfluamente el tema en el seno de las familias salvadoreñas que cuenten con servicio de cable o internet. Lo que no se dice, es que a las mujeres no se nos educa desde niñas sobre sexualidad, maternidad precoz, métodos anticonceptivos, salud emocional, elección de pareja, familia, masturbación, etc. Se nos domestica con base a miedo, a un falso respeto: miedo a dios, miedo al padre, miedo al profesor, miedo a los novios. La idea del depredador sexual que habita nuestra mente se llega a fortalecer de tal manera que creemos que en efecto, el miedo a la figura varonil es la mejor forma de amor. Todo lo varonil es genuinamente malo y debés morir de miedo bajo tu cama. Si rompés ese cómodo hueco en la cabeza, te topás con toda suerte de desgracias: abuso sexual, violencia psicológica, patrimonial, embarazos no deseados, divulgación de contenido sexual explícito, abandono, estancamiento profesional, dependencia, revictimización, y todo esto, hasta las últimas consecuencias, pero es que claro, la puta, la que decidió salirse de ese cómodo sitio del que se le advirtió que no salieras, fuiste vos. Por consiguiente, si te violan, agreden o maltratan es cosa tuya.

A propósito de El segundo sexo (1949)


Tras 68 años de haberse publicado es útil hacerse estas preguntas, desde la lejana Francia existencialista hasta un pequeño país centroamericano: ¿qué nos puede ofrecer? ¿de qué manera las reflexiones de Simone de Beauvoir arrojan luces sobre los crímenes perpetrados contra las mujeres en El Salvador? ¿o sobre las condiciones de equidad por las que aún se siguen trabajando? Sin duda las relecturas y contextualizaciones son necesarias. Volver a los pasos de las pensadoras, pero también, enmarcarse en el mundo exterior. No olvidemos que el feminismo es mayormente útil cuando se logra hacer cotidiano. La vida de una activista se aleja de ser una vida glamorosa, de las vidas falsamente estupendas donde “no pasa nada. Es solo histeria momentánea” El activismo es un compromiso adquirido y ello implica seguir informándose y leyendo las realidades, acciones que fueron parte del compromiso político de Simone y que lograron empujar el proyecto de liberación que había concebido y nos ha legado.  Ella también se topó con toda clase de retrógradas que la pusieron bajo una lupa de sospecha. Señal de que el machismo traspasa épocas y culturas y sigue peleando por su espacio en las sociedades.

Son necesarios los coloquios sobre ésta obra que sirvió de ensamble entre una generación sufragista y una generación cuyas luchas alcanzan nuestros días, esta nueva generación de feministas que, con todos sus abanicos de posturas, avanza. Seguir siendo un segundo sexo en relación al protagónico masculino según la amnesia académica, es también una señal de estar alertas. Ya Beauvoir lo advirtió y lo han comprobado el transcurso de los años: Una insistencia en mantener a las mujeres atadas a la biológica tarea de la maternidad y dedicarse enteras a ello. Bien por las compañeras que han logrado equilibrar su faceta de madre y profesional, pero aún son miles de mujeres que tras el sueño de la casa de muñecas su vida corre ante sus ojos y en el peor de los casos, mueren sin haberse conocido a sí mismas, sin más que el concepto en relación a otros: cuidadora, madre, esposa.

A propósito del natalicio de Simone de Beauvoir.

Las feministas reafirmamos que hace falta mucho por hacer. Iniciemos el año con la mejor de las disposiciones, de cara a los desafíos de este 2017. 
                                                          
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Hemos venido a adorar.

Hemos venido a adorar el patrono del pueblo.
Hemos venido a ofrecer nuestras lágrimas perfumadas
Hemos venido a decir que nos aburren los vestidos de encaje
Hemos venido a decirle, nos dé permiso de asomarnos a la puerta del jardín.
Asomarnos apenas, a oler la flor de pólvora. Quizá no nos mate.
Hemos venido a decirle, nos dé permiso de bañarnos desnudas
Procuraremos no hacer ruido
No queremos que se despierte de su dulce sueño.

Hemos venido a cantar que la mujer es un hueso que resucita.
Inútil es roer su calcio. Mala es nuestra paciencia.

Hemos venido a contemplar la cabeza cortada del patrón de los permisos.
Procuraremos llorarle mucho.
Reír despacio.
Andar descalzas sobre su sangre.
Regar flores sobre sus orines.
Hemos venido a decirle al patrono,
Suya es la culpa por dejarnos asomar a la puerta del jardín.
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