viernes, 15 de febrero de 2019

Era una cárcel en la que no quería estar más


Acaba de pasar el terrorífico 14 de febrero y nos tiene pensando en cómo todo ese comercio generado en pro del capitalismo, disfrazado de amor, nos mantiene pegadas a la idea del amor sacado de un mal libreto de Hollywood. Pues una manera de combatirlo es reunir testimonios y contrarrestar con la dulce ficción que rodea a todo el tema del amor. Tuve la oportunidad de entrevistar a una amiga, cuya nombre no será revelado por razones de privacidad, ya que si bien ella nos comparte su historia, no desea que se desvirtúe con críticas a su persona y se pase por alto la riqueza de información que tiene todo testimonio de una mujer que sobrevivió a una relación tóxica y siguió adelante. El nombre que usaremos para nombrarla es Sandra B.

P: ¿Podés contarme cómo fue el inicio de esa relación?

R: Nos conocimos en el instituto, por amigos en común. Teníamos gustos parecidos en algunos aspectos, pero la verdad es que no me lo planteé hasta que escuché que yo le gustaba a él. No sé bien si me acomodé a la idea de que por ser justamente él, que era muy popular, yo tenía que aceptarlo porque quedaría como una tonta si no lo hacía. Al inicio fue muy difícil porque a pesar de saber que le gustaba, socialmente le importaba la opinión de los demás y no quería vincularse públicamente con ninguna mujer, ya que se ufanaba de que los noviazgos no eran su prioridad, sino estudiar una carrera universitaria. Este discurso nos tenía a todos muy fascinados, porque a simple vista era el buen muchacho que solo pensaba en estudiar y ayudar a los demás con su profesión. Lo que nadie sabía, y lo vine a saber muy tarde, es que todo esto era, en parte, una representación de su personaje, porque sí es verdad que siguió estudiando, pero luego supe que lo hacía más por estatus que por conciencia social. No sé al final qué lo impulsó pero me propuso ser su novia y acepté.

P: ¿Recordás cuáles fueron los primeros indicios de violencia?

R: Al principio de la relación todo fue muy color de rosa: me llamaba por las noches, me escribía, vino a conocer a mis padres y se mostraba muy interesado en mi familia. Las cosas cambiaron cuando supe que tenía vicios que estaban comenzando a ser muy fuertes. Sus amistades no eran lo mejor, ya que se movía en varios círculos de amigos según sus distintos intereses, empezó a poner nuestras salidas en segundo plano por reunirse con sus amigos a fumar y tomar. Llegó un punto en que no ocultó sus vicios y pareció sentirse orgulloso. Para ese entonces ya habíamos entrado a la universidad y nuestros horarios nos comenzaban a dificultar las salidas juntos. Creo que en ese período los primeros indicios de violencia que tuve fue que me prohibió usar redes sociales, me sacaba a mi ex, como si solo porque él no tenía relaciones previas, yo fuera una mierda por ensuciar su historial al tener un novio anterior. Lo irónico es que siempre se jactaba de que le salían muchas mujeres y yo tenía que estar agradecida porque él estaba conmigo. Yo era muy joven y vulnerable.

P: Imagino que a partir de ahí la relación se volvió complicada

R: Sí, definitivamente. Al prohibirme las redes sociales, me perdía de socializar con mis compañeros de estudios y el primer año de la carrera práctimente lo hice aislada de todo el mundo. Solo tenía una amiga. Yo no lo veía como algo malo, ya que él me decía que las redes sociales eran una pérdida de tiempo, pero pasaba una cosa: él sí podía tener. Entonces lo que concluyo es que quería apartarme de todo mundo, para evitar que otras personas me vieran y principalmente los hombres. Abrí una cuenta de Facebook a escondidas y siempre se dio cuenta. Se molestó muchísimo, después "lo aceptó" pero sus siguiente trampa fue pedirme la contraseña. Accedí por miedo a que afectara mi relación. En un principio creo que tuve la suya pero no lo revisaba ya que no tenía internet. Era irónico. Surgieron las primeras peleas por celos, porque los rumores de infidelidad siempre lo rodearon. Él las negaba rotundamente y yo le creía porque me creía su personaje de hombre encantador, incapaz de joderme. Decidí cambiar mi contraseña y el resto del tiempo que duró la relación ninguno la tuvo porque nos creaba más problemas que soluciones. 

P: ¿Tu familia sabía de todo esto?

R: Supieron de las peleas por los rumores de infidelidad. Hubo casos donde la chica en cuestión quedó como enemiga mía. Me da mucha pena decirlo, pero en ese entonces tenía la mentalidad de que tu pareja te pertenece al grado de que debías defenderla como tal y yo le creía cuando él me decía que eran ellas las que le ofrecían, es decir que siempre se puso como el pobre ciervo caído al que las malas mujeres lo han seducido. En la parte más crítica y difícil de la relación ocurrió que una de sus novias me contactó para decirmelo y yo no podía salir del asombro. Lo dejé y tuve mucha presión de parte de su familia para que lo perdonara. Básicamente justificaron cada uno de sus actos y al sentirme acorralada regresé con la promesa de que esta vez sería distinto. Mi familia se mantuvo pendiente pero no sabía todo lo que me pasaba a totalidad. La violencia física ocurrió esa noche que me pidió regresar, cuando en medio de la discusión me sujetó del cuello y me amenazó de que si llegaba a tener otro novio se vengaría. Me quedé en shock y él cambió rápidamente de actitud, intentando arreglar la escena. Recuerdo que a los días también amenazó con mostrar un vídeo sexual nuestro que era muy antiguo. Creo que recurrió a todas las amenazas posibles y yo volví con él porque me buscaba en todas partes, al grado que su mamá llegó a mi casa con una carta y flores. Mi familia accedió a que regresaramos pero ya nada volvió a ser igual.

P: ¿Cómo lograste dejarlo después de todo ese chantaje emocional?

R: La relación estaba muy gastada. Era una cárcel en la que no quería estar más. Sentía que mi círculo de amigos me había perdido el respeto por regresar con él. Fue muy duro que todos me juzgaran y no me ofrecieran ayuda de verdad. Cuando sos víctima de violencia machista por parte de tu pareja, la gente encuentra más fácil juzgarte que ponerse en tu lugar y ayudarte a salir de esa cárcel. Sentía que no tenía amigos porque los que teníamos en común, decidieron hacerse a un lado y verme como una pobre tonta. Él ya no tenía la misma imagen social y eso era lo único que lo torturaba, aunque en la universidad su círculo de amigos (otros machistas como él) lo comprendían y asolapaban, ya que ocultaron siempre lo de las infidelidad y las mentiras. Algunos fueron más allá e intentaron acostarse conmigo como para jactarse después. No acepté y fue lo mejor que pude hacer. Hubiese sido como entrar a otra cárcel con distinto carcelero. Cuando lo dejé volví a ser acechada por él pero esta vez no cedí. Comenzaba a leer sobre feminismo y me aproximé a los primeros textos que hablaban de relaciones tóxicas, quizá no llegaban en el momento adecuado pero sí a tiempo.

P: ¿Qué le dirías a tu yo de ese entonces?

R: Me diría que merezco algo mucho mejor que lo tenía con él y que el feminismo tiene respuestas para todo lo que me pasaba aunque en ese momento no comprendiera la gravedad de las cosas. Me hubiese gustado que alguien me mostrara toda la información que ahora manejo sobre celos, posesividad, violencia de género y amor romántico. Por eso veo necesario que el tema del noviazgo se aborde desde la niñez para advertir que no es como te lo pintan y que no debés soportar nada solo porque tenés miedo a la soledad. Venimos de una crianza machista muy nociva donde todo lo relacionado a parejas se aborda con culpa, verguenza y miedo. Te instalan en la cabeza que vas a sufrir, como si fuera algo obligatorio e ineludible en las relaciones sentimentales. Te preparan para ser un cordero convencido de que el matadero es precioso, porque venís con el destino marcado.

P: ¿Qué les querés decir a las chicas que inician en feminismo y estén en relaciones abusivas?

R: Lean sobre violencia de género y se darán cuenta que nada de eso es normal. Compartan esa información con otras mujeres de su entorno, tenemos que crear redes de apoyo y advertir de las trampas que el patriarcado ha desarrollado con sus aliados machistas: historias de amor donde el príncipe se convierte en un macho violento que puede llegar a matar si se le antoja. Si estás en una relación donde no te respetan de ninguna forma, andate. Vos sos valiosa y te queremos viva.

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