lunes, 30 de abril de 2018

La importancia del testimonio feminista


Una de las acciones más nutricias dentro de los grupos feministas es la de aprender a escuchar (o leer en el caso de los chats o foros) a otras mujeres. La conversación nos lleva a establecer lazos cuando confiamos algún dato o situación de algo que nos ha marcado positiva o dolorosamente. Es una catarsis improvisada y hay que aprovechar para aprender, principalmente porque estamos acostumbradas a escuchar siempre a los hombres y creer que su palabra es más importante que la nuestra.

El testimonio

Una historia que me hizo reflexionar sobre la importancia del testimonio feminista, fue la de una compañera que contó que cuando estaba joven iba en un bus y un hombre le acercó un billete a la cara, provocándole una especie de adormecimiento y pérdida de voluntad, recuerda haberse bajado del bus y seguido al hombre que la quería subir a un carro, pero que gracias a una anciana que por intuición y solidaridad la detuvo, logró subirla a un taxi y enviarla a casa. Ella cuenta que solo recuerda haber dormido por días y un médico le dijo que había sido drogada.
Mi reacción fue de miedo, pero también de agradecimiento con esa anciana-ángel, que ayudó a esta compañera. Le escribí que debía seguir compartiendo este testimonio porque sin duda ayudaría a otras mujeres. No podemos olvidar que estamos siempre expuestas en las calles, que algunas veces somos socorridas por personas altruistas y otras veces, nadie se entera o se hacen los que no se enteran.


Escuchar, externar y teorizar

Nuestro proceso no necesariamente se da en ese orden, pero es casi seguro que, si escuchamos las historias de otras mujeres, externamos nuestras vivencias y conectamos todo eso, podríamos teorizar desde la experiencia y no solo a partir de paradigmas demasiado apologéticos. Con eso no digo que la Academia no sea importante para los feminismos, bien sabemos los aportes invaluables de las mujeres académicas nos han legado y por si fuera poco ¡lo que nos ha costado a las mujeres entrar en las academias! Como para dejar esos puestos vacíos.

Es urgente seguir contando y escuchando vivencias de las demás. Muchas son historias de fortaleza, de crecimiento personal, de sueños cumplidos; también está el otro polo: las historias de dolor, de sufrimiento, y hasta de supervivencia por un poco de suerte. Toda mujer tiene una historia muy peculiar y esta puede ser un impulso para otras que inician su camino de redescubrimiento y confianza. Ahí caemos en la cuenta de la importancia de conocer las biografías de muchas escritoras, artistas, científicas o luchadoras sociales que marcaron su propio destino.

Para poner otro ejemplo está el movimiento Me Too, que, gracias al testimonio de muchas mujeres, otras se animaron a contar sus historias de acoso y violencia sexual, ayudaron a visibilizar un mal conocido y silencioso en Hollywood. De ahí la importancia de no quedarse calladas, aunque cueste dar el primer paso y vencer el miedo a las críticas, porque solo recuperando nuestra voz es como podemos plantarle cara a la violencia.

Historias en internet

Muchas páginas feministas también hacen lo suyo invitando a que las seguidoras ganen confianza y se liberen de algún episodio violento y doloroso. Las demás nos identificamos con esas narraciones porque a veces son tan similares que no tardamos en caer en la cuenta que el patriarcado usa estrategias parecidas para mantenernos ciegas, sordas y mudas (sí, Shakira es víctima del amor romántico creyendo que obviar el maltrato es parte de amar)

Recuerdo seguir a una bloguera que estuvo en una relación toxica, con muchos aspectos similares a lo que viví con mi ex y comprendí que, si entre mujeres nos contáramos estas cosas, con confianza y sinceridad, podríamos advertir a mujeres más jóvenes de los peligros del amor romántico, de la violencia sexual, patrimonial y la pérdida de autoestima que tales relaciones hacen con nosotras. Así es como sigo conociendo la experiencia de compañeras que ya conviven con su pareja y cuáles son sus dilemas en el ámbito de lo privado, como la elección de ser madres, la distribución de tareas en casa y los celos. Temas importantes y la mayor parte del tiempo ocultos porque tenemos vergüenza de ser juzgadas. Solo imaginen la riqueza de información que tendríamos si nuestras historias pudieran llegar a otras y advirtiendo una similitud, a veces escalofriante, pudiéramos salvar una vida.

A pesar de tener vidas distintas, hay cosas que nos conectan con otras mujeres: Intereses comunes, relaciones fallidas por un esquema similar de establecer relaciones sentimentales (pues nuestra crianza común es la propia de la sociedad machista) y una genealogía de mujeres que nos preceden y nos muestran caminos que ahora nos toca a nosotras continuar. Les aseguro que mientras su red de apoyo crezca, las historias personales se encuentran en algún punto, conectadas al testimonio de las demás, por ello no dejemos de hablar, de contar lo que nos pasa, de escuchar a otras, de apoyar en vez de criticar, porque la violencia nos tiene cercadas, y principalmente, porque la historia de una es también la historia de todas.



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