Una de las acciones más nutricias
dentro de los grupos feministas es la de aprender a escuchar (o leer en el caso
de los chats o foros) a otras mujeres. La conversación nos lleva a establecer
lazos cuando confiamos algún dato o situación de algo que nos ha marcado
positiva o dolorosamente. Es una catarsis improvisada y hay que aprovechar para
aprender, principalmente porque estamos acostumbradas a escuchar siempre a los hombres
y creer que su palabra es más importante que la nuestra.
El testimonio
Una historia que me hizo
reflexionar sobre la importancia del testimonio feminista, fue la de una
compañera que contó que cuando estaba joven iba en un bus y un hombre le acercó
un billete a la cara, provocándole una especie de adormecimiento y pérdida de
voluntad, recuerda haberse bajado del bus y seguido al hombre que la quería
subir a un carro, pero que gracias a una anciana que por intuición y
solidaridad la detuvo, logró subirla a un taxi y enviarla a casa. Ella cuenta
que solo recuerda haber dormido por días y un médico le dijo que había sido
drogada.
Mi reacción fue de miedo, pero
también de agradecimiento con esa anciana-ángel, que ayudó a esta compañera.
Le escribí que debía seguir compartiendo este testimonio porque sin duda
ayudaría a otras mujeres. No podemos olvidar que estamos siempre expuestas en
las calles, que algunas veces somos socorridas por personas altruistas y otras
veces, nadie se entera o se hacen los que no se enteran.
Escuchar, externar y teorizar
Nuestro proceso no necesariamente
se da en ese orden, pero es casi seguro que, si escuchamos las historias de
otras mujeres, externamos nuestras vivencias y conectamos todo eso, podríamos
teorizar desde la experiencia y no solo a partir de paradigmas demasiado
apologéticos. Con eso no digo que la Academia no sea importante para los
feminismos, bien sabemos los aportes invaluables de las mujeres académicas nos
han legado y por si fuera poco ¡lo que nos ha costado a las mujeres entrar en
las academias! Como para dejar esos puestos vacíos.
Es urgente seguir contando y
escuchando vivencias de las demás. Muchas son historias de fortaleza, de
crecimiento personal, de sueños cumplidos; también está el otro polo: las historias
de dolor, de sufrimiento, y hasta de supervivencia por un
poco de suerte. Toda mujer tiene una historia muy peculiar y esta puede ser un
impulso para otras que inician su camino de redescubrimiento y confianza. Ahí
caemos en la cuenta de la importancia de conocer las biografías de muchas
escritoras, artistas, científicas o luchadoras sociales que marcaron su propio
destino.
Para poner otro ejemplo está el
movimiento Me Too, que, gracias al testimonio de muchas mujeres, otras se
animaron a contar sus historias de acoso y violencia sexual, ayudaron a
visibilizar un mal conocido y silencioso en Hollywood. De ahí la importancia de
no quedarse calladas, aunque cueste dar el primer paso y vencer el miedo a las
críticas, porque solo recuperando nuestra voz es como podemos plantarle cara a
la violencia.
Historias en internet
Muchas páginas feministas también
hacen lo suyo invitando a que las seguidoras ganen confianza y se liberen de
algún episodio violento y doloroso. Las demás nos identificamos con esas
narraciones porque a veces son tan similares que no tardamos en caer en la
cuenta que el patriarcado usa estrategias parecidas para mantenernos ciegas,
sordas y mudas (sí, Shakira es víctima del amor romántico creyendo que obviar
el maltrato es parte de amar)
Recuerdo seguir a una bloguera
que estuvo en una relación toxica, con muchos aspectos similares a lo que viví
con mi ex y comprendí que, si entre mujeres nos contáramos estas cosas, con
confianza y sinceridad, podríamos advertir a mujeres más jóvenes de los
peligros del amor romántico, de la violencia sexual, patrimonial y la pérdida
de autoestima que tales relaciones hacen con nosotras. Así es como sigo
conociendo la experiencia de compañeras que ya conviven con su pareja y cuáles
son sus dilemas en el ámbito de lo privado, como la elección de ser madres, la
distribución de tareas en casa y los celos. Temas importantes y la mayor parte
del tiempo ocultos porque tenemos vergüenza de ser juzgadas. Solo imaginen la
riqueza de información que tendríamos si nuestras historias pudieran llegar a
otras y advirtiendo una similitud, a veces escalofriante, pudiéramos salvar una
vida.
A pesar de tener vidas distintas,
hay cosas que nos conectan con otras mujeres: Intereses comunes, relaciones
fallidas por un esquema similar de establecer relaciones sentimentales (pues
nuestra crianza común es la propia de la sociedad machista) y una genealogía de
mujeres que nos preceden y nos muestran caminos que ahora nos toca a nosotras
continuar. Les aseguro que mientras su red de apoyo crezca, las historias
personales se encuentran en algún punto, conectadas al testimonio de las demás, por
ello no dejemos de hablar, de contar lo que nos pasa, de escuchar a otras, de
apoyar en vez de criticar, porque la violencia nos tiene cercadas, y
principalmente, porque la historia de una es también la historia de todas.