En la mayoría de eventos sociales
o espacios reales y virtuales para socializar, quienes llevan la batuta del
entretenimiento suelen ser los hombres. Se deduce rápidamente que como tienen “docilidad
de palabra” e “ingenio” para hacer bromas tendrán que llevar el ritmo de esa
tertulia, evento, o simple reunión de conocidos. Hagan memoria de quiénes son
los que la mayor parte de ese espacio están hablando, cuáles son los temas y el
tono de los chistes de que se pronuncian.
En la antigüedad, se consideraba la
oratoria como una capacidad exclusiva de los hombres. Los dotaba de liderazgo y
virilidad. Un hombre que no pudiese hablar con soltura y grandilocuencia ante un
público quedaba como un idiota, y está claro que una de las mayores presiones
sociales hacia los hombres es mantener la imagen de virilidad, confianza y
madurez. Ah, claro, la intelectualidad (me perdonan los amigos intelectuales
por casi dejarlos fuera). Es por eso que resulta común encontrar en los grandes
relatos de hombres libertarios, como los próceres por ejemplo, que eran grandes
oradores y que por medio de ese talento comunicativo, agitaban masas. Lo que en
sus márgenes deja a las mujeres, orilladas y colocadas en el terrible lugar del
silencio.
Calladita te ves más bonita
Reza la estúpida advertencia para
que en el mejor de los casos, la voz menos audible sea la de una mujer.
Volviendo a lo planteado arriba, ¿Cuántas veces intervenimos las mujeres en una
conversación cotidiana con nuestro círculo de amigos? A pesar de ser amistades,
la mayoría de las veces oímos y por eso nos adjudican el don de ser buenas escuchas, cuando sería el de buenas callando.
Están los casos de las mujeres
que sí hablan en las reuniones y por eso resultan siendo las antipáticas del
grupo. Y de paso, su opinión es puesta en segundo plano, valorada a la ligera o
retomada en otra ocasión. También están los casos donde los buenos puntos de
vista o las soluciones inteligentes son tomadas por los hombres, asumiendo
estos el protagonismo de dicha idea. No son pocos los casos donde la mujer ha sido opacada por su pareja o su
trabajo ha sido expuesto bajo el nombre del marido, ya que el marketing siempre
ha apuntado que un trabajo firmado por un hombre tiene mayores posibilidades de
ser tomado en serio, fuera o no, brillante.
Las antipáticas no son atractivas.
Me sucedió hace unos días que en
cierto espacio hice un chiste-comentario sobre la opinión de un hombre que
hablaba sobre movimientos sociales, entre ellos el feminismo y diversidad
sexual. A mi ver el comentario rozaba en lo sexista, homolesbotransfóbico y de
paso, muy superficialmente trataba otros asuntos como el ateísmo o el
ecologismo. En todo caso, ameritaba un chiste-comentario con mordacidad
inteligente y lo hice. No fueron pocos los ataques que recibí en mensajes
privados, uno de ellos era que las antipáticas no son atractivas y que se me tenía
por persona más amable. Pues amable fui al no responder con el mismo nivel de
veneno que mi interlocutor. Sobre la amabilidad añado: Es justa, pero en
ciertos espacios y con ciertos seres humanos es una pérdida de tiempo. A pesar
de ello e irónicamente, mi amabilidad es una desventaja la mayoría de tiempo,
porque al ser una mujer joven cuesta que me tomen en serio si no es
insistiendo, yendo al grano, haciendo duras acotaciones y a veces, haciendo
chistes-comentarios.
Para cerrar la historia, al mismo
tipo, un amigo suyo le hizo un comentario similar al mío, pero en otra
publicación. Con un tono más ofensivo y personal. Pero con él no pasaba nada,
no se le debía reclamar amabilidad porque él es hombre y además su amigo. No son
necesarias las cortesías. Pues bien. Los chistes, el sarcasmo, las acotaciones,
las sugerencias, las opiniones o mordacidades no se ven bonitos en la boca de
una mujer. Para el caso, el silencio es nuestro regalo histórico y como las
antipáticas se quedan sin novio, mejor cerrar la boquita, no aturrar la cara ni
ser amargada porque esas mujeres son feas y a los hombres heteros no les gustan
las mujeres así. Y como nos morimos por estar con imbéciles así pues amén a
todo y que dios nos ampare, compañeras.
PD: El contenido de este blog
está libre de sarcasmo. Si alguno de ustedes pudo percibir leves acercamientos
al asunto, prometo cerrar la boca y en adelante publicar imágenes de dulces
patitos y ositos de caramelo. Muack.